Nosferatu, dirigida en 1922 por F. W. Murnau, se convirtió en una de las primeras obras maestras del cine y, al hacerlo, sentó las bases para años de interpretación del terror en la pantalla.
Su horror no es explícitamente expresionista, sino más en línea con las imágenes de la literatura gótica. Reinventar la leyenda del vampiro no fue el único gran mérito del filme (antes que Nosferatu, la luz del sol no mataba a los vampiros), sino que también reinventó el paisaje del horror.
La psicología de su carácter no se expresó necesariamente a través de los decorados y la iluminación del filme, sino que estos elementos contribuyeron a confeccionar una atmósfera creciente de tensión y un malestar. En su video titulado 1922: How Nosferatu laid the groundwork for gothic cinema, One Hundred Years of Cinema explica cómo Nosferatu es más que su película única y cómo su influencia se sigue sintiendo casi un siglo desde su lanzamiento.
EF
Fuente: Film School Rejects