Desde John Huston y Humphrey Bogart hasta Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio, el cine nos ha regalado regularmente asociaciones fructíferas entre directores y actores. Con un actor dedicado y la colaboración de un cineasta en varias películas, estos dúos nos permiten observar el crecimiento de la pareja como artistas a lo largo del tiempo. Estas asociaciones a menudo se destacan por la amistad fuera de la pantalla entre las dos partes, así como por su admiración profesional y personal por la otra, Billy Wilder y Jack Lemmon. Los íconos del nuevo cine alemán, Werner Herzog y Klaus Kinski, mientras tanto, constituyen una de las relaciones más apasionantes en el cine -y las más explosivas-.

A lo largo de los años 70 y 80, el cineasta Herzog y el actor Kinski filmaron cinco películas asombrosas juntos. La ira desenfrenada de Kinski y los cambios de humor impredecibles chocaron con la obstinación abyecta de Herzog, lo que a menudo resultó en amenazas de muerte, berrinches y argumentos francamente siniestros en la pantalla. La dinámica combativa de Herzog y Kinski ha generado muchas intrigas por parte de fanáticos, críticos y cineastas (incluido el propio Herzog, quien hizo una crónica de su enemistad en el documental iluminador My Best Fiend). Para aquellos no iniciados a la locura de Herzog y Kinski, The Solomon Society ofrece una mirada fascinante de la tumultuosa asociación del dúo en un breve documental:

El videoensayo documental de Solomon Society incluye imágenes de archivo que abarcan desde principios de los años 70 hasta el presente, además de clips de video y una profunda voz en off para sumergirnos en la relación de toda una vida Herzog y Kinski. A través de un examen de las películas en las que colaboran Herzog y Kinski (Aguirre, Wrath of God, Nosferatu the Vampyre, Woyzeck, Fitzcarraldo y Cobra Verde), el video explora cómo la asociación alimentó algunos de los puntos más altos de la carrera del dúo, mientras amenazaba sus respectivas paciencias y su cordura.

Antes de que Herzog comenzara a trabajar con Kinski, ya había adquirido una reputación de ser uno de los directores más radicales e intrépidos de Alemania. Como se vio en Even Dwarfs Started Small, el provocativo Herzog se vio atraído a filmar en lugares desconocidos y descubrió su habilidad para capturar el caos y las rarezas de la vida. En su séptima película, la enigmática Aguirre, Wrath of God, Herzog encontró en Kinski al loco perfecto para elevar sus películas a nuevas alturas narrativas. Sin embargo, como lo señala el video de la Solomon Society, Herzog estuvo expuesto a las caprichosas travesuras de Kinski a una edad temprana: los dos vivían en la misma pensión durante tres meses.

El prolífico Kinski era un actor alemán ya establecido con más de 75 créditos de actuación en la génesis de su relación, aunque Aguirre, sin embargo, demuestra las capacidades de Kinski como artista. En una de las actuaciones cinematográficas más memorables de la historia, la fisicalidad de Kinski, sus fríos y gigantescos ojos azules, sus labios gruesos y su andar ladeado, encarna la amenaza central del carácter de Aguirre. Kinski parece como si pudiera explotar en cualquier momento inesperado, lo que es apropiado para una película insensible a ilustrar la susceptibilidad humana al engaño y la locura.

Además de un equipo hambriento y la desaparición de los negativos de la película, la producción de pesadilla de Aguirre también conllevó una amarga hostilidad entre Herzog y Kinski, que duraría cuatro colaboraciones más durante 15 años. El actor y el director discutieron sobre el retrato de Aguirre; Herzog deseaba una actuación más tenue, mientras que Kinski quería ser grandioso y extravagante. Como se relata en una entrevista extraída entre Herzog y David Letterman, la creciente toxicidad del actor y el director culminó cuando Herzog amenazó con matar a Kinski después de que el actor se preparara para abandonar la película.

En lugar de despedir directamente a Kinski, Herzog a menudo alimentaba el comportamiento de diva del actor y las rabietas injustificadas en el set, ya que a menudo llevaban a Kinski a ofrecer una presencia en pantalla intensificada y desconcertante. Esta táctica, aunque habilitada y poco saludable, demuestra la habilidad de Herzog para lograr las mejores y más perturbadoras actuaciones de Kinski. Herzog intuitivamente sabía que Kinski podía personificar el desorden del personaje de Aguirre, y el director toleró notables niveles de petulancia para llevar a la pantalla su energía y realismo deseados.

En su exploración de Herzog y Kinski, el video no muestra simplemente a Kinski como el actor desquiciado y a Herzog como el director sensato. Más bien, a través de los clips extraídos, vemos cómo la habilitación de Kinski por parte de Herzog y la devoción por lograr un gran espectáculo en sus películas llevaron a su equipo al borde de la locura. Vemos a Kinski acosando a un miembro de la tripulación, mientras que Herzog lo defiende estoicamente y se niega a defender a sus empleados. Recibimos una visión de la extenuante decisión de Werzog de transportar un barco de vapor sobre una pequeña montaña para el sublime Fitzcarraldo, en lugar de confiar en los efectos especiales. En lo que respecta al comportamiento maníaco y cruel de Kinski, Herzog comenta: "Normalmente, todos los demás actores se volverían contra mí, ¿cómo podría hacernos eso a nosotros? ¿Tener un loco así en el set? Mi propio equipo se volvería contra mí..." en una entrevista.

Si bien el firme compromiso de Herzog con su propio arte puede parecer idealista a nivel superficial, su disposición de elegir repetidamente a Kinski y forzar a su tripulación a soportar en condiciones difíciles las más siniestras y moralmente corrupciones de su personaje. A través de la inclusión en el video del enfoque de "supervivencia del más apto" de Herzog para hacer cine, comenzamos la terquedad y el masoquismo informando la decisión de Herzog de emplear a Kinski como su actor principal.

La colaboración de Herzog y Kinski consistió en egos inflados, contradicciones masivas e innegables películas increíbles. Si bien Aguirre y Fitzcarraldo son los obvios destacados, incluso los esfuerzos menores del dúo valen la pena. Kinski imbuye el sorprendente pathos en su actuación como el Conde Drácula en Nosferatu the Vampyre, en el que Herzog agrega momentos intrépidos y personales como director mientras rinde homenaje al Nosferatu de F. W. Murnau. Kinski ofrece una de sus actuaciones más frágiles como un soldado sospechoso, psicológicamente dañado y desesperanzado en el deslucido Woyzeck, y la actuación excéntrica del actor eleva la trama incomprensible de su última película con Herzog, Cobra Verde.

Mientras Kinski y Herzog se enfrentaron, su colaboración atronadora provocó una creatividad insuperable y algunas obras maestras del cine. El video concluye maravillosamente con una conmovedora entrevista entre el dúo;  donde Herzog comenta:

“Conozco la energía y la llamada locura [de Kinski]... y sé cómo evocarla, cómo darle vida. Es por eso que él se siente seguro cuando trabajamos juntos porque sabe que puedo darle vida a sus cualidades más íntimas ante la cámara".

Dejando de lado la agitación personal, Herzog y Kinski se entendieron profundamente. No es sorprendente que el dúo se haya reunido tantas veces: cuando unieron fuerzas, destacaron las fortalezas de cada uno y ayudaron a rehabilitar el cine alemán en el camino.

Trad. EnFilme

Fuente:  Film School Rejects