De Finlandia para el mundo: Aki Kaurismäki. Por mucho el cineasta más conocido en la historia de su país, incluso mucho más que su hermano Mika, Mika Kaurismäki. El cine de Aki es sencillo, pero profundo. Sus personajes deambulan por las calles de Helsinki, o incluso viajan hasta los Estados Unidos, intentando encontrar su lugar en el mundo o, cuando menos, una mirada de complicidad del otro, y ya, en el mejor de los casos, una sonrisa. Para los perdedores, los descartados, aquellos cuyas vidas le interesan retratar, se la ven difícil hasta para eso. Pero con su humor seco, y su cinismo esperanzador, Kaurismäki, cuando menos, les brinda un recubrimiento que, de paso, les sirve para, junto con el vodka y la música, tolerar el frío.

Parte fundamental del estilo confeccionado por Aki Kaurismäki para su “Trilogía del Proletariado”, compuesta por los filmes Shadows in Paradise (1986), Ariel (1988) y The Match Factory Girl (1990) consiste, nos aclara este ensayo visual, en la forma en que el realizador cincela sus personajes: “Esos feos, ocultos héroes que llevan vidas de sometimiento son definidos por su estatus en la sociedad como forasteros. Uno de los protagonistas es un recolector de basura, otro es un minero desempleado, y la otra es una obrera de fábrica. Los personajes forasteros (outsiders) son hechos a un lado de la sociedad y son representados no solo mediante el aislamiento físico en que son retratados, sino también su separación del ambiente en el que se desenvuelve la gente de clases más elevadas y, por tanto, de su reino sociocultural y económico”. Son individuos privados de sus derechos, sin aceptación social y sin el respeto de los demás. Kaurismäki les ofrece un hogar, un ambiente y la dignidad que se merecen.