Lee aquí nuestra reseña de 'Manchester junto al mar'
Con sólo tres largometrajes, Kenneth Lonergan comienza a establecer las bases de lo que promete ser una sólida y brillante carrera. Su breve cuerpo de trabajo es ya tan fuerte e idiosincrásico que uno puede fácilmente comprender su preocupación por la masculinidad y la competencia. En las tres películas que Lonergan ha escrito y dirigido, los temas recurrentes de la familia y la responsabilidad penetran desde una perspectiva claramente masculina.
Tanto en su ópera prima, You Can Count On Me (2000), como en su aclamada Manchester by the Sea (2016), un hombre sin hijos tiene la tarea de cuidar de su sobrino, lo que contrasta con los problemas que él mismo tiene. En el caso del personaje de Mark Ruffalo en el primero, la crianza de los “hijos” puede llegar a ser vista como una tarea parcial y divertida, incluyendo actividades que disfrutan los algunos adultos como pescar y jugar billar. Pero la figura de la autoridad no quiere que la responsabilidad se convierta en la de ser un guardián.
Lo mismo ocurre en Manchester By the Sea. El personaje de Casey Affleck todavía está entumecido por el dolor de la pena y prefiere permanecer en su mundo aislado antes de preocuparse por cuidar a su recientemente sobrino huérfano. De acuerdo con las costumbres de los hombres de Lonergan, él asume la responsabilidad hasta que pueda salir de ella.
La película que se encuentra en medio de estas dos es Margaret (2011), que en su mayoría sigue el viaje de un puñado de personajes femeninos. Pero incluso en un pequeño papel, Mark Ruffalo demuestra la noción de que un hombre apoya a su familia. Su personaje es un conductor de autobús responsable de un terrible accidente que teme perder su trabajo. Como en una estructura patriarcal tradicional, los hombres de Lonergan son el sostén de la familia. En Margaret, el hombre en crisis mantiene su trabajo y su familia, pero ¿a qué costo? ¿arriesgando su propio sentido de competencia?
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: Fandor