[…] si la banalidad cotidiana reviste tanta importancia es porque, sometida a esquemas sensoriomotores automáticos y ya montados, es más susceptible aún, a la menor ocasión que trastorne el equilibrio entre la excitación y la respuesta, de escapar súbitamente de las leyes de este esquematismo y revelarse con una desnudez, una crudeza, una brutalidad visuales y sonoras que la hacen insoportable, dándole un aire de sueño o de pesadilla.
-Gilles Deleuze, La imagen-tiempo: estudios sobre cine 2
Las películas de Nanni Moretti abordan con frecuencia los problemas urgentes del ser humano vinculados al bloqueo personal, el pánico, el miedo, el dolor y, sobre todo, los modos en que la vida se agota en la depresión, siempre dentro de los cada vez más amplios círculos intersubjetivos de la familia, el trabajo, la comunidad y la sociedad.
La sabiduría y elegancia de Moretti recuerda la del psicoanalista Félix Guattari, quien, en la década de 1970, señaló que el verdadero cambio político sólo ocurrirá “desde el momento en que dejemos de considerar que la fatiga, la neurosis y el delirio son sólo problemas menores”.
El cine del realizador italiano se basa en gestos físicos que aluden a momentos de agitada confusión y que anhelan alcanzar una gracia redentora. Y estos gestos tienen lugar dentro de lo que el sociólogo Henri Lefebvre denomina “ritmo de la vida cotidiana”, que incluye las rutinas, los rituales, los flujos y los remolinos del acontecer diario. El drama, así como la comedia, en las películas de Moretti proviene de una ruptura repentina y de la congelación de este flujo diario. Este es el nivel más profundo del gesto y el ritmo, tanto en la imagen como en el diseño de sonido, así como lo analizan Cristina Álvarez y Adrián Martin en Broken Rhythm: Nanni Moretti’s The Son’s Room, un videonsayo que explora el ritmo, la rutina y los traumas en La habitación del hijo (La stanza del figlio, 2001).
[Aquí puedes ver el videoensayo]
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: MUBI