La mejor dirección de fotografía redefine la manera como los espectadores ven el mundo, nos permite experimentar el drama humano desde una mirada totalmente nueva. Es una lástima, por lo mismo, cuando el esfuerzo de grandes cinefotógrafos pasa sin ser percibido por la Academia. Michael Chapman capturó en Taxi Driver (Dir. Martin Scorsese, 1976) el polvo y la suciedad de Nueva York de una manera palpable y auténtica. El uso de las luces y sombras en Night of the Hunter (Dir. Charles Laughton, 1955) de Stanley Cortez continúa siendo innovador al día de hoy. En Blade Runner (Dir. Ridley Scott, 1982) las impresionantes y proféticas imágenes de Jordan Cronenweth concibieron un futuro que ningún otro habría podido imaginar. Ellen Kuras utilizó una mezcla de luz natural con cámara en mano y efectos de cámara para dar vida a la complicada trama de Eternal Sunshine of the Spotless Mind (Dir. Michel Gondry, 2004). Finalmente, Gordon Willis capture la amgibuedad moral de la saga de la familia Corleone en The Godfather (Dir. Francis Ford Coppola, 1972). Oficial o no, estos cineastas merecen el reconocimiento.
Trad. EnFilme
Fuente: Fandor