Cuando vemos una película, nuestros oídos y ojos trabajan en sintonía. Los espectadores pueden ser inducidos a creer que las imágenes son las más importantes de las dos. Sin embargo, el sonido domina, como a una especie de títere, lo visual. Nuestros ojos y oídos están interconectados cuando vemos una película. A menudo, es a lo visual a lo que le prestamos más atención porque está justo frente a nosotros, presumiblemente, en una pantalla grande, pero el audio es el componente que mantiene la potencia.
En un videoensayo de Nerdwriter1, esta idea de poder se examina en un estudio de caso: Munich (Dir. Steven Spielberg, 2006). La película está llena de tensión, pero en una escena particular es el audio el que nos deja boquiabiertos. Como se detalla en el videoensayo, el audio ayuda a definir dónde debe concentrarse la atención del público, particularmente en una secuencia compleja y con muchas partes móviles e hilos de la trama para mantener.
Nerdwriter1 muestra cómo el audio puede ser crucial para los desafíos dramáticos de una escena. Lo que escuchamos nos cuenta una historia. La próxima vez que vuelvan a mirar una película que hayan visto anteriormente, intenten cerrar los ojos y ver con los oídos.
Trad. EnFilme
Fuente: The Playlist, Nerdwriter1