Es probable que para nuestros lectores más jóvenes resulte difícil imaginar lo misterioso que resultaba utilizar un teléfono. Olvida el hecho de que tenías que estar en casa para poder hacer una llamada o recibirla, pero al menos hasta mediados de la década de 1990 o un poco más tarde, nunca sabías quien te marcaba hasta que levantabas el teléfono para responder. Y como resultado, el uso del antiguo teléfono podía suscitar bromas, acosos o llamadas amenazantes, todas ellas eran prácticamente anónimas e imposibles de rastrear. Tuvimos algunos filmes que representaban estas situaciones incómodas y con su dosis de misterio: Dial M for Murder (Alfred Hitchcock, 1954), The Jerky Boys (James Melkonian, 1995), Scream (Wes Craven, 1996) y When a Stranger Calls (Simon West, 2006), por mencionar algunos.
Sin embargo, estos elementos de tensión se han perdido paulatinamente; los nervios han desaparecido y ya no es lo mismo recibir una llamada a media noche en 2016 que en 1986; además, los tonos de llamada ya no infunden sensaciones de sorpresa o temor.
Uno de los cineastas que recupero estas dudas, misterios y amenazas que se desprendían al recibir una llamada telefónica fue David Lynch, especialmente en el tramo más reciente de su carrera en el cine: las pesadillas oscuras californianas de Lost Highway (1997), Mulholland Drive (2001), Inland Empire (2006). En estas películas, incluso cuando se conoce a la persona que llama, la motivación es borrosa, al igual que los instintos, creando una especie de anonimato del individuo que en ocasiones puede llegar a desconocer que, quizá, la llamada telefónica proviene del interior de su mente y sus confusiones.
En Phones by David Lynch, el usuario de Vimeo, Monsieur Kwikwaju, recopila fragmentos de las películas antes mencionadas para elaborar una secuencia con tintes paranoicos que pone de relieve el terror que puede desprenderse a partir de una simple llamada telefónica. Cabe señalar que los tres filmes de Lynch fueron realizados cuando ya existían los identificadores de llamadas.
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: Monsieur Kwikwaju (Vimeo)