Se ha presentado el filme mexicano Manto de gemas en la 72ava. edición de la Berlinale, uno de los tres festivales más importantes del mundo, obra dirigida por la boliviana-mexicana Natalia López, editora de cabecera de Carlos Reygadas, quien también ha montado películas para Amat Escalante y Lisandro Alonso.
Manto de gemas cuenta la historia de Isabel (Nailea Norvind), una mujer que viviendo un conflicto matrimonial con su esposo, aunado a la propia crisis existencial por la que ella atraviesa, decide irse a vivir con sus hijos en la casa de campo que tienen, cerca de Tepoztlán, en el estado de Morelos. Ahí la hermana de María (Antonia Olivares) la mujer que trabaja en el aseo de la casa ha sido secuestrada, e Isabel asume la búsqueda como propia. Pero María, además de su trabajo con ella, complementa sus ingresos haciendo trabajitos para un grupo delincuencial de la zona, y la comandanta de la policía local, Roberta (Aída Roa) encargada de la investigación sobre el paradero de la hermana de María, tiene un hijo, Adán (Juan Daniel García Treviño) que también está involucrado con los criminales que dominan todo el territorio. La decisión de Isabel de llegar hasta el fondo del asunto, la internará en un mundo que, aunque cercano, le es totalmente ajeno, confllctuará aún más las certidumbres que creía tener en la vida, la pondrá en peligro, y la distraerá en su labor de madre, mientras sus hijos experimentan con hongos alucinógenos, en compañía de los otros chicos acomodados de la zona, en un lugar en el que parecen ser extranjeros.
La película ha empezado a recibir alabanzas por parte de la crítica internacional. Algunos críticos incluso, prematuramente, la colocan como contendiente para el prestigiado Oso de Oro.
Manto de gemas, ópera prima de Natalia López Gallardo, es un estudio impresionante, reflexivo y profundamente inquietatne de la violencia masculina en las vidas de tres mujeres, situado bajo el inclemente sol de una zona rural al sur de México y, además, es espeluznante por todas las razones correctas. Sintiéndose como un libro de texto experimental de recursos cinematográficos perturbadores y atmosféricos, el filme está lo más cercano que es posible a convertirse en una obra de horror sin realmente serlo: porque el auténtico horror, no nos es permitido olvidarlo, se encuentra en las vidas que llevan estas mujeres. Es una potente tarjeta de presentación para López Gallardo, quien en Berlín toma su lugar entre las directoras mexicanas como Fernanda Valadez y Tatiana Huezo quienes actualmente están recibiendo aclamación a nivel internacional.
En su declaración para el boletín del filme, López escribió que su deseo “es hacer referencia a la herida espiritual y su dimensión psicológica -ésa que no puede verse”. Es una gran línea que resulta crucial para aceptar la severidad del drama y su abyecta gravedad. Manto de gemas no es un filme sencillo. Su terrible contenido está desprovisto de optimismo y su ritmo se asegura de que nos revolquemos en el sufrimiento resultante incluso si es muy poco lo que en realidad se nos muestra en pantalla. Alguien podría decir que al dejar la violencia en el vacío de los cortes directos difícilmente sea para bien del filme porque nos fuerza a perder nuestro propio control sobre lo que ocurre. Debemos esperar lo peor al tiempo que las lágrimas silenciosas de Olivares, Norvind y Roa confirman que estábamos en lo correcto.
Después de trabajar como editora para autores mexicanos como Carlos Reygadas (Luz silenciosa, Post Tenebras Lux) y Amat Escalante (Heli), Natalia López Gallardo opta ahora por colocarse detrás de la cámara con Manto de gemas, un filme que carga con el sello de los directores con los que ha colaborado, al tiempo que busca nebulosamente su propia, distintiva voz.
Fotografiada exquisitamente por Adrián Durazo, quien también hace su debut en largometrajes (comparte crédito con Reygadas en Nuestro tiempo), el filme intenta pegarle al balance entre ser un drama elíptico de cine de autor y convertirse en un rasposo narcocorrido, con una narrativa fragmentada ubicada en un contexto de secuestros y muertes que no son del todo fáciles de rastrear.
Jordan Mintzer, The Hollywood Reporter
Ve aquí el tráiler: