Revisa los primeros cinco minutos de cualquiera de las grandes películas de Alfred Hitchcock, y verás que no pasa mucho. Contrariando la filosofía cinematográfica de la era actual, Hitchcock creyó –cacertadamente– que la mejor manera de lograr un efecto emocional duradero y resonante en la audiencia era construir momentos de acción, no utilizarlos para bombardear constantemente al espectador. ¿Qué es más aterrador? ¿Una letanía de violencia lanzada directamente a la cara, o un período de inercia lento, persistente, que lentamente se convierte en predador antes de que la violencia explote de la quietud?
Esta es, por supuesto, una pregunta retórica, lo que esas preguntas describen es la diferencia diferencia entre Child’s Play y Rosemary’s Baby, o Alien vs Predator y Alien. Definitivamente el suspenso es mucho más efectivo y persistente en la cabeza del espectador cuando se opta por el silencio, la calma y la sutileza, en lugar del ruido bombástico y exacerbado de la violencia.
Uno de los directores que conoce a la perfección estos mecanismos es David Lynch, y en ninguna parte de su filmografía ha empleado más el silencio y la quietud como precursores de la acción, la violencia o la revelación como lo ha hecho en Twin Peaks. La serie, tanto la vieja y como la nueva temporada, está plagada de largos momentos incómodos en los que los personajes no dicen nada, no hacen nada, sino que están atrapados en espirales mentales de consideración, contemplación, recolección, deliberación o abdicación de moralidad, civilidad e incluso cordura.
Con especial atención a la nueva temporada de Twin Peaks, así como la película precuela de la serie Fire Walk With Me, el editor Dominick Nero (para Fandor) ha compilado el siguiente video titulado The Stillness of Twin Peaks, en el que analiza las muchas formas en que el director utiliza la inactividad, el silencio y la quietud para desatar el suspenso.
Trad. EnFilme
Fuente: Film School Rejects