VIDEO: La estructura narrativa en ‘Barry Lyndon’ de Stanley Kubrick
Allá por 1974, Stanley Kubrick (2001: A Space Odyssey, 1968) filmaba lo que era formalmente su décimo largometraje, Barry Lyndon. Apegado a su deseo de perfección y adaptación fiel a la época de finales del siglo XIX que describía la novela del inglés, William Makepeace Thackeray, Kubrick se propuso filmar la película sin tipo alguno de iluminación artificial, incluso en espacios cerrados y de noche.
Naturalmente, Kubrick sabía que, durante esos años, no existían lentes lo bastante rápidos para permitir una apertura de diafragma superior al promedio, para que la luz entrara con mayor velocidad y así también se disparara la imagen con mayor rapidez. Es aquí cuando la NASA entra en la historia.
En una entrevista con Michel Ciment, Kubrick explicó por qué le interesaba filmar con luz natural:
Porque es la manera en la que vemos las cosas. Siempre he intentado iluminar mis filmes de tal manera que simulen la luz natural; durante el día, usando las ventanas para iluminar el set, y en las noches, las luces prácticas que ves en el set. Este acercamiento tiene sus problemas cuando puedes usar fuentes eléctricas brillantes, pero cuando las fuentes de luz más brillantes que tienes son candelabros y lámparas de aceite, las dificultades aumentan vastamente. Antes de Barry Lyndon, el problema nunca había sido resuelto propiamente. Aunque el director y el camarógrafo tuvieran el deseo de iluminar con fuentes prácticas de luz, el filme y los lentes no eran lo suficientemente rápidos para quedar expuestos. El obturador de una cámara de cine de 35 mm se expone a aproximadamente a 1/50 de segundo, y una exposición útil solo era posible con un lente al menos 100 por ciento más rápido del que se hubiera usado en una cámara de cine en la historia.
La NASA se encontraba desarrollando su programa especial Apollo, y le encargó a la empresa óptica alemana, Carl Zeiss, la fabricación de diez objetivos de 50 mm con f/0.7, con el fin de fotografiar el lado oscuro de la luna, gracias a la mayor apertura de diafragma de la historia. Los más luminosos a los que el director tenía acceso en ese entonces tenían f/1.1. Tres de estos lentes de la NASA terminaron en las manos de Kubrick, junto con la cámara Mitchell BNC que había conseguido anteriormente previo al rodaje y con la que se filmaron la mayoría de las producciones de Hollywood durante buena parte del siglo XX. Al respecto, comentó Kubrick:
Afortunadamente, encontré el lente, uno en un grupo de diez que Zeiss había manufacturado especialmente para la fotografía satelital de la NASA. El lente tenía una velocidad de f/0.7, lo que lo hacía 100 por ciento más veloz que los lentes de cine más rápidos. Mucho trabajo tenía que hacerse tanto al lente como a la cámara para que pudiera usarse.
Los problemas no terminaron con la adquisición de los lentes. Como habían sido diseñados para tomar fotografías y no para filmar, Kubrick realizó exhaustivas modificaciones tanto a los lentes como a la cámara para que se ajustaran a la perfección. Otro problema fue la profundidad de campo, ya que una apertura de f/0.7., suponía una reducida profundidad de campo para enfocar varios objetos en una misma escena, por lo que Kubrick y su director de fotografía, John Alcott, idearon una rueda de enfoque que terminó por darles una precisión ideal en los encuadres hasta de 5 metros de profundidad:
Para empezar, el elemento trasero del lente tenía que estar 2.5mm alejado del plano de la película, lo que requería de una modificación especial del obturador rotatorio de la cámara. Pero con este lente era ya posible filmar en condiciones de luz tan oscuras que dificultaban la lectura. Para las escenas en interiores, usamos tanto la luz del sol de las ventanas o estimulamos luz diurna poniendo luces fuera de las ventanas y difuminándolas con papel de calca adherido a los vidrios. Además de la hermosa iluminación que puedes conseguir de esta manera, también es una manera muy práctica de trabajar. No tienes que preocuparte por filmar con tu equipo de iluminación. Toda tu iluminación está fuera de la ventana, detrás del papel de calca, y si filmas hacia la ventana obtienes un hermoso y realista efecto de llamarada.
Las escenas nocturnas iluminadas con la suave luz de las velas forman parte de la leyenda de Stanley Kubrick. Es detrás de esas imágenes donde la obsesión y empeño del director para conseguir y adaptar los lentes precisos tomaron una importancia vital. No cualquier loco es capaz de emprender una odisea que un inicio parecía imposible. Y, claro, no cualquiera llegó a esos matices de luz.
En el siguiente video puedes conocer un poco más sobre esta historia, a través de las entrevistas con personas cercanas a Stanley durante el rodaje de Barry Lyndon:
CFC (@FC_Cesarroad)
Fuentes: Filmmaker IQ, Exópolis, Visual Memory