Cuando Terry Gilliam estuvo en Nueva York en abril de 2019 para presentar su filme The Man Who Killed Don Quixote, una fantasía de viajes en el tiempo imaginativa que tuvo más de un cuarto de siglo en su fabricación. Una de sus escalas durante su visita fue la oficina de Criterion Collection y no le tomó mucho tiempo en recorrer el catálogo. Junto a su propio Brazil, estaba encantado de encontrar Yojimbo de Akira Kurosawa, que puso rápidamente en su bolsa, seguido de la colección completa de Jacques Tati. A medida que continuaba examinando los estantes, Gilliam también rindió homenaje a algunos de sus ídolos: Federico Fellini, cuyo 8½ le mostró de qué se trata la vida y el trabajo de un director de cine; Ingmar Bergman, cuyos The Seventh Seal y Wild Strawberries cobran gran importancia en su canon personal; y Stanley Kubrick, cuyo Paths of Glory cambió su vida a los trece años.
Trad. EnFilme
Fuente: Criterion Collection