No es Bardo (o falsa crónica de unas cuantas verdades) ni la obra maestra que algunos quieren postular, ni el fiasco rotundo que otros desean sentenciar. Bardo conjura momentos geniales, otros de honda profundidad y unos más de una autocomplacencia feroz.
Si bien Mills ha confesado que la relación con su hijo sopló la inspiración central para el filme, también incidió en su construcción Alicia en las ciudades de Wim Wenders.