En los últimos tiempos, Marvel ha demostrado que está consciente de que no es conveniente que todas las películas y series de sus héroes tengan un tono uniforme. La primera prueba de ello fue la primera temporada de Daredevil (2015), mucho más oscura que cualquier otro episodio del MCU hasta el momento. Ant-Man es una de las obras más ligeras y chistosas de este universo cinematográfico: es por completo una comedia de acción. Sólo que aquí cabe aclarar que si el vigilante de Hell’s Kitchen por lo general se ha caracterizado por ser un personaje sombrío, ni Hank Pym ni Scott Lang se les identifica por su comicidad. En Marvel, este rol lo han cubierto héroes como Deadpool, Squirrel Girl y el tercer personaje de ficción en llevar el nombre de Ant-Man, Eric O’Grady, protagonista de la serie de corta duración Irredeemable Ant-Man, pero al ser mucho menos conocido que sus antecesores, hubiera sido un movimiento muy arriesgado utilizarlo a él como protagonista.
Esto deja la pregunta: ¿entonces por qué hacer del debut de Ant-Man en la pantalla grande una comedia de acción? La respuesta a esto se encuentra en la trayectoria de las personas involucradas en la cinta. El director original de la cinta era el británico Edgar Wright y el guión fue escrito por él y su habitual colaborador, también británico, Joe Cornish (Attack on the Block, 2011), con quien escribió The Adventures of Tintin: The Secret of the Unicorn (Steven Spielberg, 2011). Wright es bien conocido por la trilogía Cornetto —Shaun of the Dead (2004), Hot Fuzz (2007) y The World’s End (2013) — y por Scott Pilgrim vs. the World (2010). Todas estas cintas son comedias de acción. Cuando Wright dejó de ser el director de Ant-Man, se conservó el guión que se le encargó modificar a Adam McKay (Anchorman, 2004), habitual colaborador de Will Ferrell, y al protagonista, Paul Rudd. Se asignó entonces a Peyton Reed como nuevo director, quien ha dirigido comedias como Down with Love (2003) y Yes Man (2008). En otras palabras, el tono de la película fue algo que no provino de la fuente sino de las mentes detrás del filme.
Lo interesante aquí es que Ant-Man no comienza como una comedia. Al principio parece como si tuviéramos dos películas distintas. Por una parte, una de superhéroes, algo solemne, protagonizada por Hank Pym (Michael Douglas) quien, junto con su hija Hope (Evangeline Lily), quiere impedir a toda costa que su protegido y jefe de su empresa, Darren Cross (Corey Stoll), utilice su tecnología con fines militares. Por otra parte, tenemos una comedia protagonizada por Scott Lang (Paul Rudd), una suerte de Robin Hood moderno que fue encarcelado por robarle a una empresa para devolver el dinero a las personas que dicha corporación defraudó, y que ahora lo único que quiere es llevar una vida honesta para que su ex le permita ver a su hija, Cassie (Abby Ryder Fortson), pero sus circunstancias se lo impiden. Es hasta que estas dos tramas colisionan que terminamos con una película de superhéroes cómica. Y no de cualquier tipo, ya que prácticamente Marvel nos brinda su versión de Ocean’s Eleven protagonizada por un Ant-Man que intenta infiltrarse en la empresa de Pym para robar el traje de Yellowjacket, creado por Cross, y borrar todos los datos sobre las partículas de Pym. Para lograr este cometido, es ayudado por tres personajes criminales tan humorísticos como Lang: Luis (Michael Peña), Dave (Tip "T.I." Harris) y Kurt (David Dastmalchian). Sobra decir que a partir de que las dos tramas se unen, el tono que impera en la cinta es el cómico, incluso durante la pelea contra Yellowjacket. En general, hay un balance entre las escenas humorísticas y la tensión propia de un robo de este tipo. Pero esto no significa que no haya momentos en los que los chistes se sientan fuera de lugar. Por ejemplo, cuando Hank le cuenta a su hija la verdad sobre la muerte de su esposa, la reconciliación entre ambos es rota por un mal chiste de Scott, quien admite, metarreferencialmente, que debió quedarse callado.
Una de las consecuencias del humor de la cinta es la alteración de algunos eventos de la fuente original. En específico, los motivos de Lang para embarcase en su destino heroico. En el cómic lo hacía para salvar a su hija Cassie que padecía de una enfermedad congénita del corazón. Por supuesto, esto no cuadra con el personaje fracasado cómico que interpreta Rudd, por lo que los guionistas rebajaron esta trama para que fuera la historia del hombre que hace lo correcto con la intención de ser un buen padre para su hija, algo cursi que hemos visto en diversas cintas cómicas hollywoodenses. Lo que evita que esto sea algo trillado e irredimible es que su personaje contrasta con Hank, quien no fue el padre ideal, y quien en realidad se aprovecha de esos sentimientos para manipular a Scott y así cumplir sus objetivos porque, como en los cómics, Pym dista de ser un héroe perfecto e ideal.
Algo que se debe recordar es que como todas las demás cintas del Universo Cinematográfico de Marvel, ésta tiene la función de presentar personajes que luego serán utilizados en otros filmes, y a la par quiere llenar uno de los grandes vacíos de esta franquicia: la ausencia de Ant-Man y Wasp en los Avengers. Como todo fanático de hueso colorado de Marvel sabe, ambos son miembros fundadores de este equipo de héroes, y Pym, además, es el creador de Ultrón (para más información léase nuestra nota sobre los orígenes de este villano aquí). Esta película explica la omisión haciendo que ambos personajes fueran agentes de S.H.I.E.L.D. décadas antes de los eventos de Avengers. Y, por otra parte, establece a Ant-Man como un futuro miembro del equipo.
Spoiler Alert
También se presenta a Hope como la versión oficial del MCU de Wasp en una escena durante los créditos, como se sospechaba desde que se anunció la presencia del personaje en la cinta. Esto por supuesto se ve reforzado por la presencia de Falco, como una manera de vincularlos no sólo con el universo de Marvel, sino con la próxima a estrenarse, Captain America: Civil War. Lo que se vuelve evidente con una escena al final de los créditos. Lamentablemente estos fragmenos se siente forzados y son prescindibles, al grado de que de haberse omitido no afectarían realmente la trama de la cinta. Si partimos de la idea de que Wright quería que la película fuera independiente a las otras, queda claro que éstas fueron agregadas tras su partida.
Fin del Spoiler
Algo que no siempre es relevante en las películas de superhéroes es la utilización de los superpoderes. Afortunadamente, éste no es el caso de Ant-Man, ya que aquí suelen tener una función. Como quizá no es sabido por todos, Ant-Man tiene tres poderes básicos: 1) Posee un aparato que le permite controlar hormigas (y del cual proviene su nombre). 2) Su traje puede reducirse de tamaño, pero conserva su fuerza. 3) Además tiene unos discos que le permiten aumentar y disminuir el tamaño de los objetos que tocan. En el caso de su primer poder, el de controlar a los insectos, los creadores de la cinta no se fueron por la ruta fácil de controlar hormigas comunes y corrientes. Por el contrario, Ant-Man posee cuatro tipos de hormigas que cumplen un rol específico durante el asalto. Hormigas que conducen electricidad que le permiten dejar inútiles aparatos electrónicos, hormigas voladoras, hormigas gigantes con una mordedura muy dolorosa y hormigas que se unen entre sí para crear puentes, cuerdas e inclusive balsas.
Los poderes relacionados con el cambio de tamaño tienen una función estética muy particular. Esto se logra gracias a lo que en retórica se conoce como amplicatio o amplificación; como bien lo demostró la cinta ochentera Honey, I Shrunk the Kids (1989), culpable de que no hubiera una película de Ant-Man en esa década: encogerse tiene la cualidad de hacer que lo cotidiano se vuelva impresionante… y temible. En el caso de Ant-Man, una rata se torna un adversario formidable, la ida al baño de su compañero de departamento se convierte en un evento catastrófico y una pelea sobre un tren de juguete es algo tenso y arriesgado. Siguiendo el humor de la cinta, el director acertadamente nos muestra que desde la perspectiva de un espectador de tamaño normal, como cualquiera de nosotros, estos no dejan de ser eventos cotidianos e intrascendentes. Así, cuando Ant-Man y Yellowjacket pelean en un tren y lo voltean, se nos muestra que lo que para ellos es un fuerte impacto, para nosotros sólo es la insignificante caída de un objeto completamente ignorable.
Spoiler Alert
Quizá el momento visualemente más impresionante del uso de este poder es cuando Ant-Man tiene que reducirse a un nivel subatómico para destruir el traje de Yellowjacket, y justo como le advirtió Pym, hacer esto lo lleva a reducirse sin poder controlarlo lo que nos lleva a contemplar virus, átomos y algunos otros objetos microscópicos de manera tan surrealista que el propio Lang no puede procesar una vez que regresa a su tamaño normal
Fin del Spoiler
Esta película cierra un ciclo para Marvel: el fin de la segunda fase del MCU. Deja en claro algo que demostraron con Guardians of the Galaxy (2014): los productores están dispuestos a arriesgarse y a permitir que cada película tenga su propio matiz. Lamentablemente, también sienten la obligación de unir todas sus películas entre sí, aún cuando esto ya no sólo se siente forzado, sino innecesario y artificial.