Veronica Roth tenía sólo 22 años cuando su primera novela, Divergent, fue publicada. Ubicada en un Chicago futurista, con una sociedad en la que las personas son separadas y clasificadas por sus valores (honestidad, inteligencia, capacidad física, humildad, solidaridad), su debut como escritora permaneció durante más de diez semanas en la lista de best-sellers de The New York Times. Después de Divergente, escribió Insurgente y Allegiant; la trilogía en conjunto ha vendido más de 11 millones de libros alrededor del mundo. El estudio detrás de la franquicia de vampiros Twilight, Summit Entertainment, adquirió los derechos de la película poco después de que se vendiera la primera copia de Divergente. Como es de esperarse, la adaptación cinematográfica de la novela de Roth posee varios de los requisitos necesarios para convertirse en un blockbuster: la narrativa tiene sus raíces en la ciencia ficción, hay una historia de amor subyacente, el elenco estelar está formado por estrellas jóvenes y con prometedoras carreras en Hollywood.
Dirigida por Neil Burger (El Ilusionista, 2009), Divergente se sitúa en una realidad postapocalíptica en Chicago, en la que, cumplidos los 16 años, sus habitantes deben elegir y asumirse leales a una de las facciones en las que está dividida su sociedad: Verdad (los sinceros y abocados a impartir justicia), Abnegación (los altruistas y deseosos de ayudar al prójimo y, además, a gobernar), Osadía (los valientes, que resguardan la seguridad de los habitantes), Cordialidad (los pacíficos, dedicados a labores como la agricultura) y Erudición (los inteligentes, que generan conocimiento y ansiosos por quitar del poder a Abnegación). Tales facciones determinan el carácter, personalidad y rol de cada persona. Una vez tomada la decisión de adónde se pertenecerá, ésta es irrevocable. En este contexto, Beatrice “Tris” Prior (Shailene Woodley) sorprende a sus padres, hermanos y a todos los que la rodean, al elegir Osadía pese a haber nacido en Abnegación y, por ende, “traicionar” con esta decisión a la facción en la que se crió y a la que pertenecen sus padres.
Tal contrapunto en la trama de Divergente sería poco menos que interesante, de no ser porque existe un giro narrativo, ya que la prueba de aptitud de Tris, que le ayudaría a determinar la facción que es más adecuada para ella, no es concluyente, y es etiquetada como “divergente”, es decir, una persona que puede encajar en cualquiera de las facciones ya que posee todas las características que determinan cada uno de estos grupos. Su limbo social no tendría mayor complicación de no ser por el complot latente que existe para exterminar a todos los que son como Tris, por lo que, su condición, deberá permanecer en secreto, especialmente de los jefes de estos grupos, pues se le teme a este tipo de ciudadanos, por su capacidad de desarrollo de diversas atributos que los coloca en entera libertad y no los subordina a una facción determinada.
Dentro de Osadía, Tris conoce a un ecléctico grupo de iniciados, es decir, jóvenes que como ella eligieron una facciónn diferente a la que tenían de nacimiento, con el que desarollará relaciones de odio, envidia y amor, estas últimas delegadas a los brazos del líder de la facción: un misterioso hombre que se hace llamar Cuatro (Theo James) y con el que paulatinamente se unirá en mente, corazón y valentía para luchar en contra de la ambición de poder y la intolerancia a la diferencia que buscan desquebrajar la sociedad de Divergente.
A simple vista, Divergente está construido sobre el anhelo de ser una utopía, con cinco facciones que concentran las mejores cualidades que toda persona debería ostentar. Sin embargo, tales fortalezas se convierten en la debilidad de este mundo, convirtiéndolo en una distopía que obliga a que las personas se aparten unas de las otras por sus cualidades, mismas que son maximizadas hasta crear versiones retorcidas y estrechas de los individuos en cuestión.
Es en este punto en el que el eco a otra saga de libros hecha películas se hace evidente, The Hunger Games, haciendo ver que, quizá Divergente quiere aprovechar la ola de éxito que los libros de Suzanne Collins han tenido tanto en el cine como en las librerías. Sin embargo, mientras que Collins escribió acerca de una lucha contra la opresión y la supervivencia, Roth escribió sobre la lucha contra el conformismo y la naturaleza humana. Los doce distritos son una especie de Big Brother que buscan controlar a la gente. Las cinco facciones son una manera de excluir a la gente. Especialmente a los que, como Tris, se piensan son amenazantes por su naturaleza divergente.
Así, mientras que Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) está luchando para revertir completamente el estadio de su sociedad, Tris parece siempre tratar de mantener la suya unida. En este sentido, Divergente busca sacarse a flote apelando a mostrar cómo los ideales pueden deformarse con el tiempo, acaso al igual que los países en la vida real que a menudo no cumplen con los valores sobre los que se fundan.
Pese a que Divergente tenía potencial en su trama para construir una beta de mayor reflexión y profundidad argumental, que eclipsara con su peso a otras películas de adolescentes basadas en libros, en pos de atraer al mayor público posible, se permite licencias empalagosas, como enfatizar la relación amorosa entre Tris y Cuatro, cargar de sentimentalismo antes que de contundencia el pasado de este último o musicalizar sin consonancia visual varias escenas, apelando únicamente a incluir canciones populares entre los púberes. Tales concesiones demeritan los destellos visuales del avisado ojo de Neil Burger para realizar movimientos de cámara interesantes; como en una de las escenas iniciales, en la que el grupo de habitantes que conforma la facción Osadía recorre la ciudad, todos a bordo de un tren del que saltan y cuyo continuo movimiento deja ver la descomposición de Chicago, al mismo tiempo que recalca el arrojo de los jóvenes que se apoderan de la ciudad, asemejándose en su valentía y territorialidad, en una versión postapocaliptica –y más coreografiada– claro , a la famosa banda urbana de The Warriors (1979).
El filme se ahorra personajes y pasajes del libro original, pero a cambio acota la simplicidad literaria de Roth a diálogos de tintes sarcásticos, o dolorosos y cursis en la historia de amor entre Cuatro y Tris para dar con ello mayor textura a la sosas líneas originales del libro. Esto deviene en personajes antipáticos, que asemejan más payasos, que simulan su participación en la sociedad siempre con un latente sentido cómico, que comprometidos habitantes de ella y que, incluso, parecen no tener más que una dimensión, pese a las decentes actuaciones de Shailene Woodley –que demuestra que es una actriz antes que una estrella de acción-, Ashley Judd y Kate Winslet –sí, aún cuando sea a la última que se le mencione en los créditos iniciales-.
Así, la narrativa sobre la que Divergente busca sostenerse es completamente predecible, por lo que los momentos de acción son prematuramente drenados de su energía, suspense y credibilidad. La película nunca explica por qué y cómo este sistema de “castas” se puso en marcha, refiriéndose única y vagamente a "la guerra" que vino antes. Los huecos argumentales solo arrojan a la luz que si se eliminará el cascarón que envuelve a la cinta -y que no es más que el contexto distópico en el que la se desarrolla y las super cualidades de los habitantes que viven en él-, se descubriría que el fondo de Divergente no es mas que una metáfora futurista de la búsqueda de identidad de una adolescente y de la lucha por asumirse como único e irrepetible ante los patrones en los que su contexto exige se incorpore (un tanto más elaborada que el desvergonzado realismo de Mean Girls (2004), pero menos entrañable que 10 Things I Hate About You, 1999).
La joven dulce y buena Tris se halla en una disyuntiva respecto a su identidad –adónde pertenece, a qué “tribu” escolar debe adherirse–, por lo que busca refugio con los despreocupados y rebeldes (Osadía). Al mismo tiempo, otras facciones tratan de acabar con ella por su forma de ser. En esencia, las facciones son reflejo de los clanes escolares prototipo: los deportistas (Osadía), los nerds (Erudición), los niños ricos (Verdad), etc.
Divergente posee la cantidad correcta de desfachatez para sostenerse sobre una ciencia ficción de claro retroceso, que no agrega una propuesta novedosa a este género, pero asimismo carece de la suficiente conciencia de sí misma para comprender su propio absurdo y brilla por la estrechez de su público meta, al que complace con una historia simple en la que el punto clave es asumirse diferente aun cuando ello sea ir en contra de los demás.