Al árbol de la franquicia de Shrek, que ya estaba torcido, le sale una primera rama: El Gato con Botas. El personaje que apareció por primera vez en la segunda entrega de la saga, es ahora el protagonista de la historia. A la vez que el felino vive su propia aventura aprovecha para explicarnos cosas de su pasado, incluso nos enteramos del origen de sus botas. Así, el personaje tomado del cuento de Charles Perrault se desliga por completo de su antepasado francés y toma vida propia. Lo que vimos de él en las películas del ogro sigue ahí: es un gran espadachín, perseguido por la ley, gracioso y, como método de defensa, abre los ojos cual caricatura japonesa.
Esta nueva película conserva también las características principales del universo Shrek y sus referencias a historias infantiles populares. La misión de Gato es encontrar los frijoles mágicos de la historia de Juan, el niño que subió al castillo de un gigante y encontró a la gansa que ponía huevos de oro. El mejor amigo del gato es Humpty Dumpty, el huevo que, según la canción, estaba sentado en una barda, se cayó y se rompió en cientos de pedazos. Sus enemigos principales son Jack y Jill, que provienen también del poema para niños (y no de la reciente película de Adam Sandler), aunque la referencia, fuera de los nombres, podría encontrarse quizás y únicamente, en la torpeza de Jack. Aun así, no hay tantos personajes incidentales que provengan de historias similares, detalles que eran de agradecerse en las películas de Shrek, y la principal referencia no viene de la imaginería de historias para niños sino de la historia del Zorro.
No solo en la voz de Antonio Banderas hay coincidencia con las películas del Zorro, la referencia está ahí constantemente. Tenemos la figura del forajido perseguido por la ley injustamente, que sabe manejar la espada y que quiere ayudar a los menos afortunados. Además, el mundo en el que habita Gato no se parece a los escenarios mágicos de Shrek sino a una combinación entre España y México, versión Martin Campbell. En algo ayuda, a esto, que el amor para el Gato tome forma en una linda gatita con la voz de Salma Hayek. Aunque la referencia en algún punto pone en duda el público al que va dirigida la película en realidad lo amplía (también tiene chistes que solo entendería un adulto), y la sátira se acopla perfectamente al personaje.
La animación, como era de esperarse, es impecable. La personificación de Humpty Dumpty, con sus dos facetas y vestimentas raras, se logra de manera divertida. Las escenas de pelea y persecución son ágiles, y algunos de los escenarios hacen que nos den ganas de ir a pasear en ellos. Antonio Banderas y Salma Hayek, hacen un buen trabajo poniéndole voz a los personajes. No por nada los dos hispanoparlantes catapultaron sus carreras en Hollywood trabajando juntos, en la cinta Desperado(1995) de Robert Rodríguez.
A pesar de todo esto, las comparaciones son inevitables y, aunque parece flotar por ahí el humor que disfrutamos en la primera Shrek (y que se fue difuminando en las siguientes) las risas parecen venir más de la memoria que de lo que vemos en la pantalla. Si bien la figura del sidekick se ha vuelto un lugar común en la animación reciente, se siente la ausencia de un personaje con el humor de Burro o un buen conjunto que lo sustituya. Aunque el Gato dio frescura a Shrek 2, no parece tener lo suficiente para ponerse en los zapatos de un principal y divertirnos con los mismos ojitos que ya no sorprenden.