Reseña, crítica En un rincón del corazón - ENFILME.COM
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FICHA TÉCNICA
Somewhere
En un rincón del corazón
 
EE. UU.
2010
 
Director:
Sofia Coppola
 
Con:
Elle Fanning, Stephen Dorff, Chris Pontius, Erin Wasson
 
Guión:
Sofia Coppola
 
Fotografía:
Harris Savides
 
Edición:
Sarah Flack Duración:
97 min.
 

 
En un rincón del corazón
Publicado el 11 - Ene - 2011
 
 
Niñas que se suicidan asfixiadas por la reclusión del ambiente en el que sus padres las han criado. - ENFILME.COM
 

Por Sofía Ochoa

Niñas que se suicidan asfixiadas por la reclusión del ambiente en el que sus padres las han criado (Vírgenes suicidas, 1999), gente dando vueltas en un hotel (Perdidos en Tokio, 2003), aristocracia que no tiene idea del tipo de vida que lleva el pueblo que la mantiene (Marie Antoinette, 2006), todos son síntomas del aburrimiento, el encierro y la hostilidad hacia el exterior, que acongojan a los personajes de Sofia Coppola. Y, salvo por su ópera prima, Vírgenes suicidas, la única de sus películas que no escribió, la vulgarización del glamour es otra de sus marcas.

El protagonista del más reciente de sus filmes, el austero En un rincón del corazón (Somewhere, 2010, que causó polémica por haber ganado el León de Oro en el Festival de Venecia), Johnny Marco (Dorff), un actor que vive en el hotel Chateau Marmont, es el paradigma de todo lo anterior; aburrido (se queda dormido hasta cuando tiene sexo), aislado (se mueve en el microcosmos del star system hollywoodense) y atemorizado por los otros (ya sean reporteros haciendo preguntas estúpidas o conductores de programas kitsch que se expresan vulgarmente en italiano), a este pobre hombre, que día a día sigue paso a paso la receta para continuar siendo famoso, sólo lo mueve su Ferrari. Y su hija de once años (Fanning). Pero eso tarda en descubrirlo.

El ascenso a la fama lo transitó hace quién sabe cuánto, su pasado es irrelevante, y ahora, encerrado en su falso castillo californiano, sólo se dedica, como apuntó Samuel Wigley para Sight and Sound, a dar vueltas, vueltas en su auto, vueltas como las de las strippers que colocan tubos frente a su cama para bailarle, o como las que da su hija sobre la pista de hielo o de un lado a otro de la alberca que tiene su habitación en Milán, sin ir, como el nombre original sugiere, a alguna parte. ¿Y cómo hacerlo, si para fijarse un objetivo se requiere iniciativa? y Johnny ya vive su sueño, el de la fama, la fortuna y las mujeres, desempeñando el papel, de –oh ironía- alguien a quien se le impone dirección, un actor. Mientras que, para escoger el camino, Sofia bien lo sabe, hay que dirigir.

El único atisbo de sentido lo encarna su hija. El nombre del personaje, Cleo, no está elegido al azar. Proveniente del griego (al igual que Sofia, sabiduría), así, en su versión corta, significa gloria, fama, celebridad. En su versión larga, Cleopatra, fama del patras, padre. Una hija con un papá famoso que dota de sentido su monotonía. Por otro lado, ¿qué hay del sentido en la vida de la preadolescente? A la luz de la autorreferencia, la pregunta cobra interés.

Aunque En un rincón del corazón (qué desatino haber traducido así el nombre) no suena mal en teoría, de todos los temas que explora, su directora escogió enfatizar el que no lleva a ninguna parte, el del aburrimiento (no es sarcasmo). La película fue filmada con los mismos lentes que su papá (Francis Ford Coppola, para los despistados) usó para Rumble Fish (1983), un filme extraordinario pero apenas soportable por la carencia de historia (aquí hay una trivia curiosa: Sofia actuó en este filme a los once años, la edad de Cleo). Como éste, lo que busca En un rincón… es transmitir atmósferas, la especialidad de su directora. Con un escueto pero muy bien elegido cast, especialmente por Elle Fanning que es como un soplo de viento fresco en pantalla –Sofia tiene talento para escoger mujeres de cutis de porcelana y semblante tierno y melancólico, como el de ella misma, una actriz que nunca fue-, Los Ángeles como otro de sus personajes, el score de Phoenix y un soundtrack atinadísimo, eleva el aura de la película por encima de las azules y desiertas piscinas del Sunset Boulevard, y de la pantalla, a través de una lente nostálgica, sin tomar cauce, sin poner acentos. El aire que se respira es soporífero y es importante transmitirlo, saber que Johnny está dormido, que hace mucho que conduce en piloto automático, sin embargo, no lo era tanto inyectarlo al espectador.

Aunque está llena de significado, el mensaje de En un rincón… es difícil de captar por la levedad del lenguaje. El final, un absurdo inverosímil, no se sabe si es sarcástico, peca de inocente o es un manifiesto. Es difícil distinguir si quien nos habla es una estrella pedante, aislada, aburrida y xenofóbica, o alguien que, como en un óleo de Ed Ruscha, una de las referencias visuales de Sofia, camina hacia algún lado para dejarlo todo atrás.

 
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