Reseña, crítica Intensa-Mente - ENFILME.COM
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FICHA TÉCNICA
Inside Out
Intensa-Mente
 
Estados Unidos
2015
 
Director:
Pete Docter, Ronaldo Del Carmen
 
Con:
Amy Poehler, Bill Hader, Lewis Black
 
Guión:
Pete Docter, Ronaldo Del Carmen, Meg LeFauve, Josh Cooley,
 
Fotografía:
Animación
 
Edición:
Kevin Nolting
 
Música
Michael Giacchino
 
Duración:
94 min.
 

 
Intensa-Mente
Publicado el 18 - Jun - 2015
 
 
  • Reseña: Intensa-Mente aborda aquello que la tradición de los cuentos, novelas y épicas legaban como enseñanza de vida a los niños de todas las épocas: aprender a crecer, aprender a conquistar Troya, aprender a perder a los amigos y a emprender el viaje de vuelta a casa en el barco con el que navegamos nuestro destino.  - ENFILME.COM
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Escucha aquí la banda sonora de Intensa-Mente

Lee aquí nuestra reseña de Toy Story 3

Las mejores películas de Pixar se distinguen por su vasto conocimiento de la psique, una ternura sin condescendencia. Sus historias, sin complejos giros argumentales y sí con la pompa tecnológica visual –la conjunción entre la animación CGI y el dibujo artesanal que legó la era Steve Jobs a la animación digital– han ofrecido un punto de fuga a emociones tan humanas como identificables. Creaciones suyas forman ya parte de la historia del celuloide, con cuentos llenos de imaginación, ternura y emoción. Ahí, la conmovedora trilogía Toy Story (1995, 1999 y 2010), una épica sobre la amistad, el crecimiento y la pérdida con recursos narrativos tan mágicos y antiguos como la Odisea.

Con Intensa-Mente (Inside Out, 2015) de Pete Docter (Monsters, Inc., 2001; Up, 2009), codirigida por Ronaldo Del Carmen, Pixar exhuma las emociones de la época dorada de su animación con películas como Toy Story, WALL-E (2008), y Up (2009), cuentos llenos de imaginación y ternura. Intensa-Mente es una especie de radiografía de lo que podría pasar en la cabeza de un niño antes de llegar a la adolescencia. Allí, como una diminuta réplica de nosotros, viven los genios que nos manejan. Dentro, las pasiones (la alegría, la tristeza, la ira o el miedo) tienen el rostro de un personaje; fuera, los humanos (o animales) reflejamos lo que esos espíritus nos dictan. Intensa-Mente se centra en la existencia de Riley (Kaitlyn Dias), una niña risueña y llena de energía, a quien conocemos desde el momento en que llega al mundo hasta los once años. Su crecimiento está bajo la tutela de cinco pequeñas criaturas con forma humanoide que viven en su cabeza y, desde allí, guían su pensamiento y sus estados de ánimo. Se trata de Alegría (Amy Poehler), Miedo (Bill Hader), Rabia (Lewis Black), Disgusto (Mindy Kaling) y Tristeza (Phyllis Smith). Al mando de la torre de control está Alegría, parecida a Tinker Bell, rebosante de optimismo y buen humor, quien se asegura de que Riley sea feliz. Miedo, un hombrecito de color violeta, es el responsable de la confianza de la niña; Ira se encarga de que prevalezca la justicia; mientras que Disgusto impide que ella sienta desprecio por las cosas y las personas. En cuanto a Tristeza, no tiene muy claro su papel en la mente de Riley, por lo común, anda decaída e instalada en el pesimismo.

Las emociones habitan en Cuarteles Generales desde donde ayudan a Riley a tomar las mejores decisiones en su día a día. Crecen a la par de ella, cuidando sus recuerdos y observando cómo se arraigan en ella las anclas emocionales: el amor y el respeto a la familia, la amistad, el divertimento y el hockey (la afición de Riley). La infancia de la niña está llena de reminiscencias felices, vive con sus padres, una pareja joven amorosa y trabajadora, en un pueblo de Minnesota; su escuela y sus mejores amigos también están allí.

Cuando los progenitores de Riley deben mudarse a San Francisco, el cambio de ciudad implica para la chica nuevas amistades y hormonas en eclosión, una época de descubrimiento, cambio y evolución para cualquier adolescente. Adaptarse no será fácil para esta emergente teenager. Su nueva vida, junto con una explosión de conflictos emocionales internos, comienzan a hundirla en una crisis depresiva de la que no sabe cómo salir. Aparecen nuevas sensaciones que le quitan la alegría de vivir. De pronto, Riley pierde la seguridad, tiene miedo, ira, siente deseos de mentir, de escapar y regresar a su antiguo hogar donde había sido dichosa. A la par de estos acontecimientos, un accidente tiene lugar en los Cuarteles Generales lo que provoca que Alegría y Tristeza desaparezcan de la Torre de Control. Ambas emociones se pierden en los recovecos de la memoria de Riley, un mundo en el que los recuerdos se almacenan en bolas azules dispuestas en un contenedor de caramelos. Transitan lugares tan inusuales como el Reino de la Imaginación, el Pensamiento Abstracto –donde conceptos como la honestidad, la familia y la amistad son barrocas esculturas vaporosas, o el del Inconsciente (un purgatorio donde va a parar todo lo que crea problemas), la Fábrica de los Sueños –aquí, los sueños se crean a la manera de las películas de Hollywood, y desde allí luchan por encontrar el camino de regreso a la sede principal y así poder restablecer el equilibrio emocional de Riley.

En Intensa-Mente, Docter mezcla elementos de la road movie, del cine de acción y de la ciencia ficción sobre una base de comedia; recorre también algunos temas que ya habían sido explorados en otras de sus películas: la familia, la amistad, el crecimiento; añade muchos detalles visuales en segundo y tercer plano que, contemplando la pantalla, uno casi se olvida de pestañear. Hace flotar a sus personajes en un estado de exploración errática, donde las relaciones y los avances de la trama se van erigiendo de forma caprichosa, contagiándose del mismo estado mental y anímico de una Riley en pleno paso a la adolescencia. Se trata de duplicar el mundo de un niño en un juego de espejos a un lado y el otro de la pantalla (y de la mente). Uno desde el que se ve lo real; en el otro, lo que se siente (lo imaginado). Si en Toy Story y Monster Inc., convivían dos universos inanimados e incomunicados, el de los juguetes y la realidad; la oscuridad y la luz, en Intensa-Mente la idea es explorar ese mismo esquema entre el cuerpo y la mente del niño, en la construcción de un mundo paralelo, con reminiscencias a Inception (2010) de Christopher Nolan en el análisis narratológico que surge entre la realidad tangible y la realidad inconsciente que se genera en el interior de nuestra mente. Las emociones son las que dominan principalmente nuestras vidas: reímos, lloramos, tememos, nos enojamos o estamos disgustados por los pequeños problemas cotidianos. Pete Docter explicó en la conferencia de prensa en Cannes 2015 que su hija tenía nueve años cuando puso la voz de Ellie niña en Up (2009): “Ha ido creciendo y a los 13 vi cómo se fue volviendo más apática y pensé: ‘¿Qué le pasará ahí dentro?’. Así nació la idea”.

Hay en Intensa-Mente bastante contenido emocional (no solo por la clave psicológica de toda la narrativa y los personajes). La añoranza por la niñez que se deja atrás, reflejada en la escena en la que Bing Bong, amigo imaginario de Riley –criatura color rosa, con trompa de elefante, cola de gato y ademanes de delfín–, aparece para ayudar a Alegría y Tristeza a traspasar una de las barreras, aunque él se quede atrapado en el olvido. El tema de la pérdida y el crecimiento está tratado desde una perspectiva adulta: lo que busca la película es confrontar al espectador con la nostalgia por la pérdida de esa Arcadia de felicidad llamada niñez, como en Toy Story.

Es precisamente en la abstracción que se destaca esa historia por su enfoque refrescante dentro del género, una donde su joven heroína de 11 años es rebasada por las emociones que la acompañan. Porque en realidad estas son las verdaderas heroínas de la película, gracias a un guión (Docter, Del Carmen, Meg LeFauve, Josh Cooley) detallado, tanto en lo descriptivo como en lo narrativo, con una imaginería que resuelve de forma sencilla la ilustración de los sentimientos que habitan en la cabeza de Riley.

La familia es el corazón de este filme. A través de la vida y los recuerdos de Riley, descubrimos cómo –según la película, nuestras emociones nos controlan y forjan nuestra personalidad. Los directores se acercan con virtuosismo a los entresijos de la mente humana. Diseccionan ese misterioso lugar que llamamos alma desde la perspectiva de cinco emociones agolpadas en la cabeza de una niña en la delicada transición a la adolescencia. Porque en los eventos que suceden entre Alegría y Tristeza, hay algo mucho más profundo que está en juego: crecer también significa chocar con las contingencias de la vida. Aceptar que no todo en este viaje son alegrías en una edad en la que se forja la astenia existencial. Alegría tendrá que aprender a entender el papel de Tristeza en la vida de Riley, en una etapa donde los planes, las relaciones y correlaciones se vuelven más intrincadas. Intensa-Mente aborda aquello que la tradición de los cuentos, novelas y épicas legaban como enseñanza de vida a los niños de todas las épocas: aprender a crecer, aprender a conquistar Troya, aprender a perder a los amigos y a emprender el viaje de vuelta a casa en el barco con el que navegamos nuestro destino. 

 
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