Reseña, crítica Jersey Boys: Persiguiendo la música - ENFILME.COM
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FICHA TÉCNICA
Jersey Boys
Jersey Boys: Persiguiendo la música
 
Estados Unidos
2014
 
Director:
Clint Eastwood
 
Con:
John Lloyd Young, Vincent Piazza, Michael Lomenda, Christopher Walken
 
Guión:
Marshall Brickman, Rick Elice
 
Fotografía:
Tom Stern
 
Edición:
Joel Cox, Gary Roach Duración:
134 min.
 

 
Jersey Boys: Persiguiendo la música
Publicado el 16 - Jul - 2014
 
 
  • Jersey Boys es la clásica historia de un grupo de talentosos jóvenes con grandes sueños y aspiraciones musicales, que inician desde abajo en una pequeña localidad de Nueva Jersey y terminan convirtiéndose en un éxito a nivel nacional y con gran proyección internacional. Es la biopic del grupo estadounidense The Four Seasons; los orígenes, las primeras funciones, los éxitos, los conflictos internos, las rupturas, los perdones, los reencuentros y más éxitos.  - ENFILME.COM
  • Jersey Boys es la clásica historia de un grupo de talentosos jóvenes con grandes sueños y aspiraciones musicales, que inician desde abajo en una pequeña localidad de Nueva Jersey y terminan convirtiéndose en un éxito a nivel nacional y con gran proyección internacional. Es la biopic del grupo estadounidense The Four Seasons; los orígenes, las primeras funciones, los éxitos, los conflictos internos, las rupturas, los perdones, los reencuentros y más éxitos.  - ENFILME.COM
  • Jersey Boys es la clásica historia de un grupo de talentosos jóvenes con grandes sueños y aspiraciones musicales, que inician desde abajo en una pequeña localidad de Nueva Jersey y terminan convirtiéndose en un éxito a nivel nacional y con gran proyección internacional. Es la biopic del grupo estadounidense The Four Seasons; los orígenes, las primeras funciones, los éxitos, los conflictos internos, las rupturas, los perdones, los reencuentros y más éxitos.  - ENFILME.COM
  • Jersey Boys es la clásica historia de un grupo de talentosos jóvenes con grandes sueños y aspiraciones musicales, que inician desde abajo en una pequeña localidad de Nueva Jersey y terminan convirtiéndose en un éxito a nivel nacional y con gran proyección internacional. Es la biopic del grupo estadounidense The Four Seasons; los orígenes, las primeras funciones, los éxitos, los conflictos internos, las rupturas, los perdones, los reencuentros y más éxitos.  - ENFILME.COM
  • Jersey Boys es la clásica historia de un grupo de talentosos jóvenes con grandes sueños y aspiraciones musicales, que inician desde abajo en una pequeña localidad de Nueva Jersey y terminan convirtiéndose en un éxito a nivel nacional y con gran proyección internacional. Es la biopic del grupo estadounidense The Four Seasons; los orígenes, las primeras funciones, los éxitos, los conflictos internos, las rupturas, los perdones, los reencuentros y más éxitos.  - ENFILME.COM
 
por Luis Fernando Galván

Aquí puedes escuchar el soundtrack de Jersey Boys


Por Luis Fernando Galván (@luisfer_crimi)

Jersey Boys es la clásica historia de un grupo de talentosos jóvenes con grandes sueños y aspiraciones musicales, que inician desde abajo en una pequeña localidad de Nueva Jersey y terminan convirtiéndose en un éxito a nivel nacional y con gran proyección internacional. Es la biopic del grupo estadounidense The Four Seasons; los orígenes, las primeras funciones, los éxitos, los conflictos internos, las rupturas, los perdones, los reencuentros y más éxitos. La agrupación, integrada por Frankie Valli (John Lloyd Young), Tommy DeVito (Vincent Piazza), Nick Massi (Michael Lomenda) y Bob Gaudio (Erich Bergen), sobresalió por su propuesta musical que incluía el doo-wop, rhythm and blues y rock and roll, así como su conexión con el twist, y fue uno de los primeros grupos blancos en tener gran difusión en las estaciones de música negra. En 2005, Jersey Boys fue montada para teatro musical en Broadway, y ahora, nueve años después, con un guión escrito por los mismos autores del musical: Marshall Brickman (que colaboró con Woody Allen en Annie Hall y Manhattan) y Rick Elice, el octogenario director norteamericano, Clint Eastwood, dirige la versión cinematográfica.

Los elementos moldeados por Brickman y Elice construyen una fábula americana de nostalgia en gran parte optimista, pero con un trasfondo por momentos oscuro y turbio, precisamente la combinación de elementos a los que Eastwood –atraído en los últimos años por dramas históricos (Letters from Iwo Jima, 2006; J. Edgar, 2011) y hazañas deportivas (Million Dollar Baby, 2004; Invictus, 2009)– está acostumbrado como director. En varios momentos de su filmografía, Eastwood ha retratado las tribulaciones de los de abajo y su anhelo por alcanzar tiempos mejores. Incluso, en el terreno musical, lo hizo con la figura del jazz, Charlie Parker, en Bird (1988), y, en terrenos más físicos, hace una década lo manifestó con la chica decidida que aspira a convertirse en boxeadora profesional en Million Dollar Baby. Así que, aunque la historia de cuatro chicos que están a un paso de llevar una vida tras las rejas y en lugar de ello logran el éxito parece material ideal para Eastwood, la razón fundamental para que el veterano realizador se interesara en el proyecto fue su profundo amor por la música. Ésta ha acompañado a Eastwood desde que aprendió a tocar el piano cuando era un niño. Posteriormente cantó “Rowdy”, tema que acompañó a la serie televisiva Rawhide (1959-1965) –a la cual se hace referencia en una escena de Jersey Boys– y la balada romántica llamada “I Talk To The Trees” en Paint Your Wagon (1969). Actuó como músico de country en Honkytonk Man (1982), y desde Mystic River (2003) ha realizado –en compañía de su hijo Kyle– los scores de la mayoría de sus filmes. Su pasión por el blues la materializó cuando dirigió uno de los capítulos de la serie de documentales The Blues (2003), producida por Martin Scorsese.

El filme recurre a un truco narrativo que consiste en colocar a los integrantes del grupo de frente a la cámara para apelar directamente a la audiencia y relatar la leyenda de The Four Seasons. Para ello, se recurre a planos medios y primeros planos de los protagonistas; este es un recurso que aporta calidez y cercanía con el espectador. Sin embargo, no se trata de cuatro perspectivas sobre un mismo hecho para reconstruir el relato (como lo ejecutó Akira Kurosawa en Rashomon, 1950), sino que cada uno aparece en diferentes turnos para narrar los acontecimientos en orden cronológico desde el punto de arranque, el poblado de Belleville en New Jersey en 1951, hasta la inclusión del grupo en el Salón de la Fama del Rock en 1990.

Respecto a la puesta en escena original, Clint Eastwood hace un cambio crítico al quitarle su sello de “musical” y dotarla de un rumbo biográfico. Más que imitar la artificialidad propia del género musical (suntuosas coreografías, movimientos precisos y acoplados que ejecutan los personajes mientras cantan, aparatos escenográficos colocados más por artilugio que por su funcionalidad), Eastwood hace una película que se expande para complementar el musical de Broadway, decisión que a los aficionados del género podrá molestarles, pero que el resto del público –aquel que no soporta que cada diálogo sea llevado al exasperante canto (como con Hugh Jackman, Russell Crowe y Anne Hathaway en Los miserables)– agradecerá. En este sentido, el filme se asemeja más a otras cintas sobre grandes figuras de la música estadounidense –como The Buddy Holly Story (1978, sobre Buddy Holly), Great Balls of Fire (1989, sobre Jerry Lee Lewis), Walk the Line (2005, sobre Johnny Cash) o I’m Not There (2007, sobre Bob Dylan)– que a los filmes musicales como Grease (1978) o Rent (2005), porque la narración de la historia fluye sin la necesidad de que cada diálogo sea cantado.

La atmósfera que reina emula la de los filmes sobre mafiosos de origen italiano en territorio norteamericano (The Godfather y Goodfellas); la peluquería aparece como espacio de convivencia y centro de operaciones de Gyp DeCarlo (Christopher Walken) –el jefe de la mafia que se encarga de cuidar a Tommy y que además cree que Frankie posee talento para llegar lejos– e incluso la casa de Frankie (cuyo apellido es Casteluccio, y posteriormente se lo cambia por Valli), donde sus padres comen spaghetti y lanzan insultos y maldiciones en italiano. Frankie Valli es el personaje central flanqueado por dos temperamentos opuestos que son esenciales para su éxito. Tommy DeVito es un joven extrovertido, enigmático, celoso, despilfarrador, incapaz de asumir sus errores y equivocaciones, egoísta e irresponsable, pero confía en el joven Frankie –apenas de 16 años– para integrarlo a su primera banda, The Variety Trio. Además, es quien, como una especie de hermano mayor, siempre está presente para proteger a Frankie, y consigue el dinero –con préstamos otorgados por Norm Waxman (Donnie Kehr), otro mafioso de la zona– para el primer demo de la banda. Por el contario, Bob Gaudio es lo más alejado de un chico rebelde. Contratado como tecladista de la banda,  Bob ni siquiera pertenece al barrio; es un joven proveniente de los suburbios, con estudios de música, educado, con la suficiente disciplina emocional para no alterarse ante el rechazo de los demás, es una persona con visión a futuro y con gran talento para escribir y componer canciones. The Four Seasons requieren a DeVito para iniciar, pero con Gaudio se consolidan como grupo y logran salir de los establecimientos de bolos donde comenzaron a tocar. La tensión alrededor de los ‘chicos de Jersey’ es manifestada, fundamentalmente, mediante Frankie Valli, quien se encuentra en medio de estas dos personalidades opuestas y debe, en determinado momento, decidir hacia dónde inclinar la balanza.

Hay una serie de decisiones de Eastwood que despiertan suspicacias. John Lloyd Young destaca cada momento que imita el peculiar falsete de Valli, pero una vez que la música termina, él también se desvanece. Frankie Valli, al menos el personaje de Jersey Boys, resulta ser inerte; su poca fuerza se nota en su mirada, en sus ojos sumidos en una extraña melancolía cuyo origen no se explica. La afición de Eastwood por filmar con una paleta oscura, casi monocromática, enfatiza la inexpresividad, frustración y opacidad del personaje. También es decepcionante que conociendo su maestría y experiencia, Eastwood no haya podido involucrarse con los sentimientos más profundos de sus personajes. Las escenas de Frankie con su esposa, Mary (Renée Marino) e hijas, resultan embarazosas y melodramáticas: las peleas maritales entre el artista egoísta y despreocupado contra la mujer voluble, alcohólica e infeliz que termina sola en casa, pretenden exagerar el dramatismo de una historia cuyos conflictos centrales se encuentran al interior del grupo. El trasfondo familiar de Frankie socava y contradice las afirmaciones y posturas de la lírica de las canciones, no obstante, aunque Eastwood no es evidente en ello, la música –probablemente– era una vía de expiación para estos jóvenes; The Four Seasons les brindaba, a ellos mismos, la posibilidad de otra vida en el escenario. Poco se profundiza en el proceso creativo del grupo; sólo se muestran pequeños detalles como el origen de “Big Girls Don’t Cry”, cuyo título surge al momento de ver la escena de Ace in the Hole (1951) de Billy Wilder cuando Kirk Douglas golpea a Jan Sterling). La manera en que Gaudio componía la música es tratada de manera muy simplista, y Bob Crewe (Mike Doyle) sólo es visto como el productor de la banda, cuando él también fungió como coescritor de las letras de las canciones.

En el filme hay algunos elementos discordantes y anacronismos: en 1951, al interior de un club nocturno, alguien hace una broma acerca de la presencia de Topo Gigio en The Ed Sullivan Show, cuando el títere italiano fue creado en 1959. Cuando The Four Seasons se presenta en la Feria Estatal de Ohio se menciona que es su primera aparición en Cleveland, cuando en realidad la feria se lleva a cabo en Columbus. En una escena, Valli canta “My Eyes Adored You” a su pequeña hija, pero lo hace 10 años antes de que ésta se escribiera; de manera extraña, el tema se asocia a la hija, a pesar de que la canción es sobre un flechazo amoroso de la adolescencia. 

Eastwood no requiere el uso de secuencias coloridas o flashbacks que recuerdan momentos idílicos para representar el júbilo y dinamismo de los números musicales. Las canciones son interpretadas directamente frente a la cámara. En lugar de la sincronización de labios con pistas pregrabadas, los actores –todos– cantaron en vivo durante la filmación por órdenes de Eastwood, quien buscaba espontaneidad y credibilidad en las presentaciones musicales: la primera vez que “Sherry” suena en la radio, la grabación en estudio de “Walk Like a Man”, la aparición en televisión con “Big Girls Don’t Cry” o la presentación en vivo –con acompañamiento orquestal– de “Can’t Take My Eyes Off You”. Pero abajo del escenario, lo demás –los despilfarros y deudas de Tommy, los problemas familiares de Frankie, las ambiciones de Bob, y el agotamiento y fastidio de Nick– resulta un asunto sombrío, donde parece rechazarse la luz y la celebración. Es la estrategia adecuada para que Eastwood retrate una historia de la manera más honesta posible donde, a pesar de sus éxitos y talentos, estos chicos no son vistos absolutamente como figuras heroicas y modelos a seguir. Logramos ver cómo el estrellato pop también es una vida desgastante llena de viajes de trabajo, el trato con la misma gente por prolongados periodos de tiempo, el abandono de la familia y las preocupaciones constantes de dinero cuando el negocio no marcha bien.

Eastwood logra una adaptación minuciosa principalmente de los años cincuenta y sesenta. Jersey Boys es el retrato de la cultura pop de una época que había permanecido relativamente inexplorada, al menos para el público contemporáneo; ese camino musical entre Frank Sinatra y The Beatles en una sociedad aún limitada para afrontar las discusiones de raza, género y grupos étnicos, quienes apenas empezaban a mostrar sus esfuerzos por ser reconocidos. Aunque son nulas las referencias a los contextos político y social –ni los movimientos por los derechos civiles de la comunidad negra, el mandato de John F. Kennedy o las protestas contra la guerra de Vietnam tienen cabida en esta “tierra musical”– hay alusiones al tipo de público que admiraba la música de The Four Seasons. Su música no representó un movimiento social –como quizá sí ocurrió con los Beatles–; sus seguidores no se ponían flores en la cabeza para exigir amor y paz, más bien eran los jóvenes que debían viajar al extranjero y sus novias que debían quedarse extrañándolos. También eran los trabajadores de las fábricas, los conductores de camiones, los adolescentes que repartían gasolina, o las chicas coquetas que se maquillaban mientras trabajaban en algún restaurante. Sus seguidores eran la clase trabajadora juvenil que tenía aspiraciones de superarse. El filme es el retrato del mito americano del éxito, la transformación de mendigo a millonario, con alusión a las hazañas, complicaciones y fechorías de los italoamericanos en el noreste urbano estadounidense. Eastwood es capaz de llevar a pantalla una historia agradable que mantiene el encanto y la sonrisa de las melodías, las voces, la música y las canciones como la celebración del triunfo. Pero evidenciando que para llegar a esa cima se requiere talento, trabajo duro, persistencia y cumplimiento de compromisos. 

 
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