The Muppet Show, el programa de televisión de los setenta, tuvo un enorme éxito y catapultó a la fama a los célebres Gonzo, Peggy y Kermit (conocido como la rana René en México). El show fue cancelado en 1981, pero las marionetas han estelarizado nueve películas además de ésta, todas con un éxito mediano. Después de doce años sin aparecer en la pantalla grande, están de vuelta, y su regreso ha sido en grande. Para la promoción de esta cinta se hicieron parodias de películas como La chica del dragón tatuado (la versión de Fincher), Linterna Verde, Amanecer parte 1 y Actividad Paranormal, e incluso los muppets se postularon como conductores de los Oscar, que deja claro el fuerte deseo de los productores detrás del filme de volver a Hollywood. 

Los Muppets, musical escrito y protagonizado por Jason Segel (famoso por la serie de tv How I Met Your Mother), cuenta la historia de Walter, una marioneta fanática de los muppets, que ha vivido toda su vida entre los humanos, apoyado en todo por su hermano Gary (Segel). Mary (Adams) y Gary planean un viaje a Los Ángeles y esto se convierte en la perfecta oportunidad de Walter para conocer el mundo de sus marionetas favoritas. Al llegar al abandonado parque de los Muppets, Walter descubre que el lugar será demolido. Impactado por el suceso, decide buscar a la rana Kermit para anunciarle la terrible noticia, lo que marca el punto de partida de un rencuentro que culminará en un gran espectáculo musical, todo por salvar el mundo muppet.

La trama es sencilla e incluso predecible, pero no aburrida. Los continuos chistes que caracterizan el estilo de estas marionetas –que sin ser ácidos o vulgares, resultan inteligentes– están siempre en la película y la vuelven más llevadera. Hay dos historias de amor (la de Mary y Gary, y la de Kermi y Mrs. Peggy), un problema de identidad (Walter se da cuenta de que los Muppets son más parecidos a él que su familia) y un conflicto principal que se desprende de la necesidad de preservar un mundo que vive de los recuerdos y de un pasado glorioso, cosa que justamente es el objetivo de la película. La intención es revivir el mundo muppet y apelar a la nostalgia para seguir explotándolo.

Lo mejor de su regreso y de la película es que los personajes añoran el pasado siempre burlándose de ellos mismos. Hay una banda que los remeda (una especie de némesis pirata que se mofa de la fama de los originales), en donde Fozzie trabajó durante mucho tiempo, después de la cancelación del show de televisión. Animal se encuentra recluido en un centro de rehabilitación y de manejo de ira. Su tutor, Jack Black, le tiene prohibido el uso de las palabras ‘muppets’ y ‘drum’ –batería- (ambos protagonizan una de las mejores secuencias de la cinta, en donde algunos muppets provocan que Animal pierda el control y decida entrarle al espectáculo). Sin ese humor, la película sería un caramelo tan dulce, imposible de digerir.

Y claro, los momentos cursis en la película son inevitables, ensalzados de nostalgia por el reencuentro pero sobre todo, por la historia romántica de Mary y Gary, que, afortunadamente, pasa a segundo plano. La de Kermit y Mrs. Peggy es dura y por momentos cruel, además de inconclusa, lo que la hecho interesante a través de los años, pues han terminado y regresado enemil cantidad de veces durante su existencia. Son esos guiños al pasado y el humor inocente pero con mucha perspicacia de Kermit y sus secuaces, lograrán que más de un ignorante del fenómeno Muppet se emocione y que toda la generación que creció con él sea inundada de risa y anhelo. Si no te gustan los musicales, ni lo intentes: Sí, cantan y mucho.