Reseña, crítica X-Men: Days of Future Past - ENFILME.COM
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FICHA TÉCNICA
X-Men: Días del futuro pasado
X-Men: Days of Future Past
 
EE.UU. - Reino Unido
2014
 
Director:
Bryan Singer
 
Con:
Hugh Jackman, James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Nicholas Hoult, Ian McKellen, Patrick Stewart, Peter Dinklage, Ellen Page
 
Guión:
Simon Kinberg
 
Fotografía:
Newton Thomas Sigel
 
Edición:
John Ottman
 
Música
John Ottman
 
Duración:
131 min.
 

 
X-Men: Days of Future Past
Publicado el 22 - May - 2014
 
 
  • Hoy en día no falta quien argumente  que estamos en la edad dorada de  las películas de superhéroes y al decir  esto es inevitable pensar en  las películas que está fraguando tanto  Marvel (Disney) como DC. Sin  embargo, no se puede obviar el hecho de que  Fox desde hace catorce creó  su propia y exitosa saga con los X-Men. El  director original ?primero  de X-Men (2000) y más adelante de X2 (2003)?, Bryan Singer,   en esta séptima entrega nos deja patente su ambición e intención de   riesgo: une en un solo filme los tres universos que conforman esta saga ?X-Men, Wolverine y X-Men: First Class? y de paso crea el camino para el futuro X-Men: Apocalypse.  - ENFILME.COM
 
por Julio Enrique Macossay

Por Julio Enrique Macossay (@makoss1)

Hoy en día no falta quien argumente que estamos en la edad dorada de las películas de superhéroes y al decir esto es inevitable pensar en las películas que está fraguando tanto Marvel (Disney) como DC. Sin embargo, no se puede obviar el hecho de que Fox desde hace catorce creó su propia y exitosa saga con los X-Men. El director original –primero de X-Men (2000) y más adelante de X2 (2003)–, Bryan Singer, en esta séptima entrega nos deja patente su ambición e intención de riesgo: une en un solo filme los tres universos que conforman esta saga —X-Men, Wolverine y X-Men: First Class— y de paso crea el camino para el futuro X-Men: Apocalypse.

Singer conjuntó los tres mundos, además, a manera de secuela tanto de X-Men: First Class (2011) como de X-Men: The Last Stand (2006), y si tomamos en cuenta la escena que apareció en los créditos de The Wolverine (2013), también se podría considerar como secuela de este último. Esto implica que aparezcan rostros familiares de todas las cintas anteriores, incluyendo a Hugh Jackman interpretando por séptima ocasión a Wolverine, el mutante de esqueleto de adamantio. Podría parecer una elección obvia y lógica, pero no lo es tanto si tomamos en cuenta que la cinta está basada en la novela gráfica escrita por Chris Claremont y John Byrne. En realidad sería más preciso decir que la película y su fuente sólo comparten la misma premisa básica: un mutante viaja en el tiempo, trasplantando su yo presente en una versión joven de sí mismo, para evitar el asesinato de un hombre, que desencadenará un futuro posapocalíptico que incluye a los clásicos Centinelas (robots caza mutantes), que por primera vez hacen su debut en la pantalla grande. Derivado de esto, la novela gráfica y la película comparten una temporalidad fragmentada. Por una parte, el viaje de Wolverine a los setenta –gracias a los poderes de Kitty Pride (Ellen Page)– para evitar que Mystique (Jennifer Lawrence) asesine a Bolivar Trask (Peter Dinklage) ayudado por las versiones jóvenes de Xavier (James McAvoy), Bestia (Nicholas Hoult) y Magneto (Michael Fassbender), y, por otra, los mutantes del presente, Storm (Halle Berry), Bishop (Omar Sy) y Iceman (Shawn Ashmore), entre otros, intentando defender el cuerpo de Wolverine de los Centinelas en lo que completa su misión

En la historia original, es Kitty quien viaja en el tiempo, pero no para evitar un posible futuro terrible, ya que ella ya vive en uno, curiosamente situado en el 2013, donde la mayoría de los superhéroes del universo Marvel, incluyendo a Los Vengadores y a Los Cuatro Fantásticos, han muerto a manos de los Centinelas. Si los realizadores hubieran decidido ser fieles a esta historia hubiera sido una oportunidad excelente de mostrar que esta cinta y el futuro reboot de Los Cuatro Fantásticos ocurren en el mismo universo, pero hubiera hecho mucho más difícil unir los mundos de los mutantes de las cintas previas. En este sentido se nota que Singer fue consciente de que era prioritario no ser fiel a su fuente sino al cosmos que se ha construido en los seis filmes anteriores. Por ello, la utilización de Wolverine como protagonista es una decisión muy acertada ya que al estar presente de una u otra forma en las seis cintas anteriores, le da cohesión al intento por unir universos y efectivamente se vuelve un puente entre las dos temporalidades de la cinta.

Asimismo quisieron que la presencia de los eventos de las películas anteriores fuera una constante, desde en nimios detalles (como una referencia al breve cameo de Wolverine en X-Men: First Class), hasta en otros más trascendentes, que sirven también para darles contexto a los espectadores que no han visto las cintas anteriores. Lo interesante es que en lugar de recurrir a los flashbacks usuales, el director decidió justificar estos vínculos al pasado por medio de los poderes psíquicos de Xavier. En realidad uno de los mayores aciertos de Singer en esta cinta es que los poderes mutantes ya no se limitan sólo a ser un despliegue de lo que los efectos especiales modernos nos pueden ofrecer, sino que suelen tener una función estructural o estética.

En el caso de la primera, como ya dije, la división temporal es resultado del poder de Kitty para hacer que las personas viajen en el tiempo a través de su mente. El segundo caso se ve en la manera en que el director decidió resolver la estructura típica de todas las películas de superhéroes que como mencioné en mi reseña de Wolverine (que pueden leer aquí) se limita a tener como protagonista a un héroe egoísta que no puede aceptar su destino heroico hasta no haber derrotado a sus demonios personales. En este caso, ese personaje es el joven Charles Xavier que después de los eventos de X-Men: First Class ya no ha querido utilizar sus poderes.

Spoiler alert

En esta ocasión, Xavier logra superar este bache personal al utilizar sus poderes y los de Kitty para  poder conversar con su yo del futuro (Patrick Stewart) y, por ello, reencontrar su camino, una forma ligeramente más ingeniosa de desarrollar esta gastada estructura, a diferencia de lo que vimos en la pasada cinta de Wolverine.

Fin del Spoiler

En el caso de las utilizaciones estéticas de los poderes, su función es darle un giro y justificación a la incorporación de una técnica usada y abusada en las cintas de acción: el bullet time. En las primeras secuencias de Days of the Future Past, cuando Wolverine y compañía intentan sacar a Magneto de su celda en lo profundo del Pentágono, requieren la ayuda de Pietro Maximoff (Evan Peters), mejor conocido como Quicksilver. Su poder es la supervelocidad y esto es aprovechado por Singer para hacer uno de los usos más memorables e ingeniosos del bullet time. Cuando los guardias les disparan, Pietro simplemente utiliza su poder como si fuera un artista modificando los pequeños detalles de la escena, para que cuando el tiempo regrese —desde la perspectiva de los espectadores, claro está— las balas fallen y los atacantes queden inmovilizados. 

Claro que si todo esto es novedoso en esta saga, quien haya visto Dredd (2012) (pueden leer nuestra reseña aquí) sentirá una suerte de déjà vu, ya que su director, Peter Travis, también supo aprovecharse de los superpoderes y las drogas experimentales en dicho filme con los mismos fines. Esto, a fin de cuentas, quizá es una prueba de que los directores se están volviendo conscientes de que los superpoderes en escena pueden ser algo más que un vacío festín visual… quizá.

 
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