Lee aquí nuestra reseña de 'El rascacielos'
El rascacielos (High-Rise, 2015), adaptación cinematográfica de la novela de 1975 escrita por J. G. Ballard, es una distopía ambientada en una enorme torre aislada del resto de la sociedad, donde el estatus social está marcado dependiendo del piso que cada uno de los residentes habita.
Situado en la ciudad de Londres en 1975, Robert Laing (Tom Hiddleston) es un joven y atractivo médico que, seducido por el estilo de vida que ofrece el ‘high-rise’, decide mudarse al edificio que en un principio parece ser el paraíso perfecto para relajarse y llevar una vida saludable y cómoda. Sin embargo, conforme conoce al creador del rascacielos, el arquitecto Anthony Royal (Jeremy Irons), y a otros de los habitantes, Laing se percata que ha llegado a un lugar plagado de injusticias, caos y locura.
El ingenio y la ironía del cineasta británico, Ben Wheatley (Sightseers, 2012; A Field in England, 2013), con las que describe los lujos y excesos del hedonismo, son acompañados por la magnífica banda sonora compuesta por el músico inglés, Clint Mansell (Moon, 2009; Black Swan, 2010; Stoker, 2013), El soundtrack abre con la grandiosidad orquestal de “Critical Mass”, una obra firme poblada de instrumentos de cuerda que sugiere movimientos alegres y brillantes, pero hacia el final traza su camino hacia el misterio y la oscuridad para dar paso a la enigmática “Silent Corridors”, pieza que recuerda las amenazas de sentirse solo en un espacio reducido y desconocido. “The World Beyond the High Rise” juega con las incertidumbres respecto a la instauración del caos y el anhelo del orden. Temas como “The Vertical City” y “Danger in the Streets of the Sky” acompañan con armonía y congruencia los juegos visuales que se desprenden a partir de las líneas de los muros y ventanales que conforman el imponente rascacielos; el uso de sintetizadores adquieren un aire siniestro y las cuerdas deambulan alrededor de una opulencia macabra.
Entre las atmósferas solemnes y los ambientes tenebrosos transcurren las 12 obras musicales elaboradas por Mansell dándole una encarnación musical convincente a la suntuosidad y el desconcierto que Wheatley pretende transmitir.
A continuación puedes escuchar el soundtrack del filme: