Por Luis Fernando Galván (@luisfer_crimi)
Gravity (2013), séptimo largometraje del realizador mexicano Alfonso Cuarón, ha creado enormes expectativas luego del gran recibimiento por parte de la crítica y público que ya tuvo la oportunidad de verlo en festivales como Venecia, Toronto y Telluride. El filme, que tendrá su premiere mexicana como función inaugural del Festival Internacional de Cine de Morelia el 18 de octubre, narra las peripecias que deberá afrontar Ryan Stone (Sandra Bullock) al quedar a la deriva en el espacio después de un accidente.
El principal impulsor de la tecnología 3D estereoscópica, James Cameron, aseveró que “es el mejor filme sobre el espacio que se ha realizado”. Los críticos y el público han destacado el guión (escrito por el propio Cuarón y su hijo Jonás), las actuaciones de los protagonistas y la parte técnica del filme que incluye la fotografía de Emmanuel Lubezki, los efectos visuales, la edición de sonido y la banda sonora. Esta última compuesta por Steven Price, un joven músico de 36 años originario de Nottingham (Inglaterra) que realizó la edición musical de The Lord of the Rings: The Two Towers (2002), Batman Begins (2005) y Scott Pilgrim vs. The World (2010), y fue compositor de la música de Attack the Block (2011) y The World’s End (2013).
Después de un amargo día de trabajo como ingeniero de audio, Price se detuvo en un puesto de periódicos y agarró una revista de música donde aparecía el anuncio de un compositor que necesitaba un asistente; llenó la solicitud, la envío y terminó trabajando con Trevor Jones, quien en 1998 realizó el soundtrack de Dark City (Dir. Alex Proyas). Así fue como se involucró en la industria del cine; como editor, trabajó con compositores como Howard Shore y Hans Zimmer, y posteriormente, con el dúo electrónico Basement Jaxx realizó la música para Attack the Block.
Integrado por 16 piezas musicales, el trabajo de Price está lleno de aceleración; movimientos veloces y ritmos trepidantes buscan simular la desintegración del satélite espacial. El progresivo crecimiento de los sonidos se identifica con el estadio extremo de permanecer solo en el vacío. La música volátil incesantemente se desplaza y acentúa la ilusión de flotar sobre un espacio oscuro e interminable. También hay composiciones sonoras que evocan melancólicos murmullos y que aluden a los agitados latidos del corazón hasta llegar a un punto culminante donde éste se detiene. Después aparecen sonidos punzantes que despiertan de la calma para generar una atmósfera angustiante y desoladora; se trata de momentos agudos y lacerantes que provocan inseguridad y pánico al estar a la deriva en el espacio que sólo son interrumpidos por súbitos silencios. Adentrarse en la banda sonora de Gravity es equiparable a la emoción de caer de un paracaídas, pero sin la seguridad de llegar a salvo y tocar nuevamente la tierra.