Por Carlos Cota Estévez
High Fidelity (2000) es un soundtrack biográfico. No sabemos qué tan semejante sea la historia del filme con la vida del escritor de la propia novela, Nick Hornby, pero dejaremos todo en el plano de la ficción y nos enfocaremos en el protagonista del filme, Rob Gordon (John Cusack). La escena cuando está reorganizando su librería discográfica es clave; Rob le dice literalmente a Dick (Todd Louiso): la organizaré de manera biográfica. Y así, la trama va acompañada de canciones que se adecúan a la circunstancia narrada.
Como sabemos, la médula de la historia la constituye el Top 5 que Rob Gordon hace de sus finales de relación de pareja, a raíz de su última ruptura con Laura (Iben Hjejle). Rob está en crisis, recapitula sus amoríos, lidia con sus compañeros de trabajo y hace alarde de sus excelsos gustos musicales.
Los primeros dos tracks tienen mucha onda. The 13th Floor Elevators con "You're Gonna Miss Me", perfecta para el contexto del rompimiento entre Rob y Laura, y "Everybody's Gonna Be Happy" de The Kinks, que explica, claro, que todo mundo estará feliz. Ambas son canciones con mucho estilo y líricas básicas.
Hasta ese momento no hay mucho problema. Pero tuvo que llegar el tercer tema: "I'm Wrong About Everything" de John Wesley Harding (sí, la canción también está mal). Éste simplemente no embona con una película que se autoproclama como erudita en cuanto a música. La arrogancia de Rob y sus empleados, Dick y Barry (Jack Black), sobre sus gustos musicales decae con este tema.
"Oh! Sweet Nuthin'" de The Velvet Underground es una canción para momentos de melancolía y vacío existencial, muy High Fidelity. Una buena letra del grupo artsy apadrinado por Andy Warhol, quizá más letra que música en esta ocasión. "Always See Your Face" de Love continúa por la misma vena, pero es mucho mejor tema: trompetas y rock and roll clásico, excelentes.
"Most of the Time" de Bob Dylan y "Fallen for You" de Sheila Nicholls se enfrentan como espejo. El primer tema, el del poeta, es grande aunque con voz pobre. La segunda, una hermosa voz, letra poética en sólo uno o dos versos. Si se tratara de un versus, se lo daría a Sheila, pero no estamos en eso. Ambos temas arropan muy bien la atmósfera del siempre afligido y melancólico Rob. En el primero, aceptando que aún no la olvida (quién sabe a cuál de tantas chicas por las que se enamora en el filme), y en el segundo, aceptando que no fue correspondido.
"Dry the Rain" (o necesito atención) de The Beta Band, y “Shipbuilding” (o necesito atención otra vez pero con mejor letra y melodía) de Elvis Costello & The Attractions, sobrentienden el estado exgerado de Rob, que hace de las tribulaciones comunes de la vida, una gran tragedia. “Cold Blooded Old Times" de Smog es una gran canción, pero de un estilo bastante sombrío, más que la propia trama.
Queda clara la idea de cuál es el sentido de esta película. Haciendo a un lado un par de temas excelentes (“Inside Game” de Royal Trux y "Lo Boob Oscillator" de Stereolab), como la trama, el soundtrack no da muchas sorpresas. Y Rob tampoco. Le gusta mucho la música, pero le gusta más el drama. Esa no es una crisis de la edad mediana, es una crisis de toda la vida.