Por Enrique Sánchez (@RikyTravolta)
La obra más reciente del alemán Wim Wenders no es un simple documental sobre la vida y obra de la famosa coreógrafa alemana, sino el retrato de toda su compañía, de las personas que, al igual que Wenders, tomaron lo que pudieron de la artista y lo transformaron en un espectáculo trascendente tanto para ellos como para su público. La película estuvo marcada por un triste incidente: le súbita muerte de Bausch justo antes de que comenzara el rodaje. La tragedia, no obstante, sirvió para unir a quienes trabajaron en la cinta, y los compositores de la música no fueron la excepción, pues amigos de la bailarina como los músicos Amon Tobin y Thomas Hanreich fueron parte importante del filme.
El músico alemán Thomas Hanreich colaboró con seis de las mejores canciones del álbum −en su mayoría, piezas instrumentales con instrumentos de cuerda−, entre las cuales se encuentra "Pina", el tema principal de la película. En el que probablemente sea el segmento más didáctico de la cinta, escuchamos “Bahamut”, la canción más famosa (y que es también el título de su primer disco) de la banda neoyorquina Hazmat Modine. También nos encontramos con el brasileño Amon Tobin, que trabajó con Pina en el espectáculo “Vollmond”, que pertenece al segmento final de la película. Pero quizás la pieza más memorable −y que pudimos escuchar en los adelantos de la película− sea “Lillies of the Valley”, del compositor japonés Jun Miyake, cuyas piezas fueron utilizadas por Wenders en varias de las escenas más importantes.
Pina es una cinta que está a la altura de las mejores obras de Wenders (quien ya tenía varios años de no dirigir algo sobresaliente). Antes de este filme, la última de sus obras de calidad también fue un documental: The Soul of a Man (2003), producido por Martin Scorsese, sobre los pioneros del blues en Estados Unidos. Aparentemente, desde hace un tiempo la gloria del director de Wings of Desire (1987) se encuentra estrechamente ligada a la música, y Pina es la mejor evidencia.