The Hours (2002) es una película basada en la vida y obra de la escritora inglesa Virginia Woolf. El guión es una formidable adaptación del libro homónimo, ganador del Premio Pulitzer, de Michael Cunningham, publicado en 1999. La película fue un proyecto de bajo presupuesto dirigida por Stephen Daldry (Billy Elliot, 2000; The Reader, 2008), y la música es una ambiciosa composición de Philip Glass.
Glass, de ascendencia lituana, es sin duda uno de los más grandes músicos vivos. Creador de sinfonías, conciertos y scores de películas, fue él quien compuso todas las notas musicales, mejor descritas como armoniosamente punzantes, para The Hours. Inició su gran carrera con Einstein on the Beach, una ópera experimental de Robert Wilson de 1976, filmada como documental en 1985. Al inicio de su carrera se le reconoció por haber creado un estilo propio, y ahora se habla de éste como monótono y muy minimalista. Sin embargo, este soundtrack logra que al ver la película uno se lleve las notas musicales en su cabeza.
La música de la película retrata la personalidad ambiciosa del compositor, impregnando la imagen de cierta melancolía penetrante. La narrativa entrelaza las historias de tres mujeres en diferentes épocas entre el siglo XX y principios del XXI. Virginia Woolf (Nicole Kidman) se encuentra escribiendo Mrs. Dalloway, novela escrita en 1925; Laura Brown (Juliane Moore) lee la novela a mediados de los años cincuenta, y Clarissa Vaughn (Meryl Streep) personifica algunos de los patrones del personaje de Clarissa Dalloway de la novela pero en el año 2001. Las tres mujeres se encuentran en una etapa crítica de sus vidas. A través a partir de la música la empatía del espectador por estas tres mujeres que se enfrentan a la muerte crece.
El piano es el instrumento principal que va acompañado de una orquesta de cuerdas. Su ritmo se acelera y desacelera según la carga emocional de la escena. Glass escogió este instrumento porque, como alguna vez dijo, tiene el mejor sonido para transcurrir dentro de distintas épocas y periodos. Por ejemplo, en la escena última, donde Clarissa Vaughn y Laura Brown se encuentran, Glass culmina con su última pieza mezclando emociones de odio y perdón con cuerdas y teclas que poco a poco cambian el tono de grave a agudo. Por si fuera poco, la escena finaliza con una narración sobre paso del tiempo y la experiencia vivida de Virginia Woolf (Kidman) acompañada por las tristes cuerdas del violoncello.
En este filme la música es casi otro personaje de la película. Y es que la complejidad de Virginia Woolf requería de un talento equiparable, como el de Glass.