Por Carlos Cota Estévez
El soundtrack de The Virgin Suicides (Sofia Coppola,1999) es un clásico dentro de mi librería musical. Es una obra maestra del fabuloso dueto francés Air y, a once años de su estreno, le rendimos homenaje.
Las canciones del disco logran dar una atmósfera inocente, delicada, melancólica, bella, cadenciosa y lúgubre. La forma en la que las piezas están incorporadas al filme le da un plus de estilo y originalidad a la cinta. La historia está situada en los años setenta, mientras la música de Air es fiel a esta década por medio del color de los sintetizadores que usaron, con un toque futurista por medio de los beats y atmósferas. Sin duda, viste a la perfección la situación de las hermanas Lisbon: la vida en una sociedad moderna y conservadora con impulsos histéricos de liberación. Aun cuando los deseos de emancipación de las hermanas son frustrados en el mundo real por parte de la madre de las hermanas, es por medio del suicidio que se consuma la fuga de sus espíritus.
La música hace lo mismo al crear estructuras básicas que sugieren estilos musicales del sueño americano; un soul seco, por ejemplo, deviene tierna psicodelia. En varias ocasiones, las tonalidades, siempre melancólicas, transitan entre alegres y depresivas, como si las hormonas adolescentes se apoderaran de ellas. El disco por sí mismo atrapa la atención, eriza la piel, sin que sea posible predecir sus altibajos. Crea una linda confusión, un conflicto de apreciación, como ver una bella niña virgen rubia, con rubor natural y con la vida por delante, suicidándose. A pesar de la tragedia, la niña no deja de ser bella.
Con batería, bajo, guitarra, sintetizadores de varios tipos y voces, las canciones de esta banda oscilan entre el sonido de un grupo indie y el sonido de un réquiem fílmico de grandes proporciones. Por supuesto, lograron ambas cosas. La estética de la belleza lúgubre se alcanza con una combinación de estructuras de blues aparentemente básicas, que se transforman en resoluciones armónicas. Esto más la excitación sensorial dan como resultado una obra maestra.
El mayor logro de este disco consiste en rememorar el amor adolescente, el amor inocente que, como todos sabemos, suele ser trágico. Air y Sofia Coppola construyen escenarios que reviven esa mezcla de alegría y nostalgia por esa época. No es posible saber si la película lo hubiera logrado sin Air. Afortunadamente se consumó esta gran colaboración.