18 de abril de 1987
Plymouth, Devon, Inglaterra
Por Camila Ortega (@pretextos)
¿Quién dijo que para salir en las pantallas de Hollywood era necesario contar con formación actoral? Brooke Shields, Andie McDowell, Cameron Diaz, Kim Bassinger, Milla Jovovich, todas reconocidas actrices que comenzaron su vida profesional en las pasarelas.
Encima, si tu primer trabajo como actriz es el protagónico de un taquillazo seguro y vas recomendada por uno de los hombres más poderosos de Hollywood, colgar tus alas de ángel no parece tan mala idea. Así le sucedió a la inglesa Rosie Huntington-Whiteley, quien a sus 24 años, tras una exitosa carrera de modelo en Victoria’s Secret, fue elegida para reemplazar a la desaliñada Megan Fox en la última entrega de la saga Transformers.
Su madre: entrenadora de gimnasio; su padre: agricultor; su infancia y juventud: bucólica, tranquila y aburrida, acompañada de sus dos hermanos menores. Las burlas escolares siempre giraron alrededor de sus grandes labios. Qué feo ha de ser cargar con esa consciencia. Esas fueron las condiciones en las que creció la ahora novia del actor Jason Statham, también votada como una de las mujeres más sexys del mundo en 2011 según la revista Maxim. Y por nosotros.
Los siete fructíferos años que lleva en el modelaje –desde que fue descubierta a los 16 años por una agencia inglesa hasta campañas publicitarias con Loewe y Burberry, o la portada de la revista Vogue– serán ahora complementados por su primera incursión en la pantalla grande, a petición del director Michael Bay, gracias a un comercial en el que trabajaron juntos.
Fue el productor de Transformers, Steven Spielberg, quien la eligió como el nuevo interés amoroso de Sam Witwiki (Shia LaBeouf) en la tercera entrega de la saga. Cuando la veas en el cine algo te quedará clarísimo: Rosie es una gran modelo.