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Durante los años en que la Guerra Fría llegó a su apogeo, el agente de la CIA, Napoleon Solo (Henry Cavill), y su némesis de la KGB, Illya Kuryakin (Armie Hammer), se ven obligados a dejar de lado sus hostilidades y formar una alianza para eliminar una misteriosa organización criminal internacional. Su única clave para infiltrarse en la organización es convenciendo a Gaby (Alicia Vikander), una mujer que vive en la Alemania Oriental, cuyo padre estuvo inmiscuido en la fabricación de armas nucleares durante la Segunda Guerra Mundial. Trabajando en equipo, los tres viajan a Roma, Italia –sede de la organización criminal– para evitar una catástrofe de enormes dimensiones.

Basado en la serie televisiva de los años sesenta, El agente de C.I.P.O.L. (The Man from U.N.C.L.E., 2015), octavo largometraje del cineasta inglés, Guy Ritchie (Snatch, 2000; RocknRolla, 2008), ofrece una historia de espionaje ambientada en la época de la Guerra Fría, provisto de una bomba atómica, la camaradería entre Estados Unidos y la Unión Soviética, las dificultades que acarrea el muro de Berlín, automóviles rugientes, peleas y persecuciones, locaciones exóticas, mujeres bellas y dispositivos tecnológicos de antaño. Todos los elementos para ofrecer un momento placentero de alegría efímera al espectador. Guy Ritchie es un director de espíritu juguetón interesado en abordar, desde la comedia, las variantes del género de acción (ladrones, estafadores, gángsters, detectives, agentes y espías). En este filme todo fluye con rapidez y con un ritmo frenético constante que no le da respiro al espectador. Pero, en lo que se percibe como un intento por renovar su identidad estilística, Ritchie recurre a un atractivo y exagerado diseño de producción: en algunos momentos hace uso de la pantalla dividida y, en otros, recurre a la estética del videoclip, cayendo en una especie de barroco posmoderno excesivo. Algunas claves del relato son reveladas en flashbacks cuidadosamente estructurados para que embonen en la lógica de causa-consecuencia; algunas de estas revelaciones poseen una buena dosis de sorpresa, pero otras son manejadas con muy poca eficacia y se convierten en reiteraciones innecesarias. El guión, escrito por el propio Ritchie y Lionel Wigram, permite el lucimiento de los actores que siempre tienen las palabras exactas para cada situación, pero ese juego astuto de mucha labia, aunque atractivo, luce artificial y le impide al espectador involucrarse por completo con alguno de ellos. El buen entendimiento entre Henry Cavill y Armie Hammer proporciona gran parte del tono cómico de la película. Ritchie opta por el uso de clichés contrastantes para que identifiquemos a los personajes: por una parte está el estadounidense audaz y mujeriego, hay alusiones a la elegancia y humor de los británicos, mientras que el soviético es visto como una persona seria, sobria y sexualmente reservada.

Fecha de estreno en México: 3 de septiembre, 2015.