Los niños George y Harold son muy buenos amigos. Además de ser vecinos, ambos cursan el cuarto grado de la escuela primaria y, después de concluir las clases, acuden con entusiasmo a su "guarida", la casa del árbol de George donde le dan rienda suelta a su pasión artística: la creación de historietas y cómics caseros que tienen como superhéroe protagonista a un hombre de mediana edad, casi calvo, regordete, semidesnudo, que utiliza una capa roja para volar por los cielos y vigilar la ciudad, al que llaman Calzoncillos. La fantasía se vuelve realidad cuando los niños hipnotizan a su archienemigo, el malévolo director de la escuela, el señor Krupp, para que adopte la identidad del héroe en ropa interior. Una amenaza entra en escena bajo la forma de un nuevo profesor de ciencias que está dispuesto a llevar a cabo un experimento con sus alumnos para erradicar la risa. George y Harold saben que es el momento indicado para que su creación los salve.
Inodoros gigantescos, referencias constantes a flatulencias, vómito y basura forman parte del repertorio de humor asqueroso que se despliega ingeniosamente a lo largo Las aventuras del Capitán Calzoncillos (Capitain Underpants: The First Epic Movie, 2017), película animada dirigida por David Soren (Turbo, 2013) y basada en la serie de novelas infantiles del escritor e ilustrador estadounidense, Dav Pilkey. A pesar de lo desagradable y bobo que en apariencia esto puede resultar –así como sus dos o tres chistes subidos de tono–, el guion nunca llega al terreno de la vulgaridad incómoda. Al contrario, de manera asombrosa y a pesar de la desbordada imaginería visual de los protagonistas –a veces alucinante, otras tantas futurista y surreal–, el filme mantiene sus pies sobre la tierra para retratar las dinámicas de los primeros años de la educación básica en los que los niños anhelan llegar al salón de clases para ver a sus amigos y reírse de las situaciones más absurdas e irrelevantes. En uno de los más inteligentes diálogos metarreferenciales que hay en el relato, el señor Krupp indica que el humor de George y Harold es simple y superficial –precisamente igual que el humor del filme– pero el mérito de Soren es que logra inteligentemente contextualizar los chistes –a veces torpes; otras ocasiones un tanto ácidos– en una atmósfera de inocencia y nostalgia que invita a redescubrir los placeres genuinos de la emoción y diversión que nos provocaba la hora del recreo.
Fecha de estreno en México: 10 de agosto, 2017.