Durante el quinto día de actividades del 16º Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), tuvimos la oportunidad de ver Los ojos de Orson Welles de Mark Cousins, La daga en el corazón de Yann Gonzalez y Roma de Alfonso Cuarón.

Los ojos de Orson Welles 

Dir. Mark Cousins, Reino Unido, 2018

★★★½

En 1985, el cineasta Orson Welles falleció. Es, gracias a la ayuda de su hija menor, Beatrice Welles, que finalmente en 2018 somos capaces de observar la forma en que su padre percibía el arte. Dentro de una caja grande que recibe el crítico y director Mark Cousins, vienen cuidadosamente acomodados los dibujos que Welles realizó desde que tenía 9 años -en 1928-, hasta que cumplió setenta años. En sus primeros trabajos, es posible encontrar propuestas panorámicas que obedecían a sus sitios favoritos, pero, a medida que crecía –y viajaba-, también se veían los atisbos de un pensamiento político. Cousins explora uno de los aspectos que más ha interesado a sus seguidores: el espacio y las líneas que el director dibujaba en sus obras y que hizo de sus filmes, clásicos eternos de la cinematografía. El documentalista narra el trabajo gráfico de Orson Welles desde una óptica muy particular. A modo de misiva, la voz de Cousins parece dirigirse solamente al director -al que interroga sobre la vida, la tecnología, los mandatarios políticos actuales y sus percepciones sobre el amor- dejando en claro que el espectador es solo un curioso que tropezó con una misiva que no estaba dirigida hacia él, pero que aún así leyó.

Hace algunos años -para ser exactos en 2011-, Mark Cousins demostró la dedicación que era capaz de ofrecer a un proyecto cuando realizó una extensiva investigación cinematográfica para The Story of Film: An Odyssey. Lo mismo sucede con Los ojos de Orson Welles (The Eyes of Orson Welles), un documental que consigue hacer un emotivo análisis del significado de cada trazo hecho por Welles. Desde posturas políticas e ideológicas que lo llevaron a crear un retrato desgarrador de Issac Wooddard –un hombre afroamericano que fue atacado brutalmente por un policía- hasta la forma en que dibujaba las líneas en el papel y que posteriormente logró trasladar al cine. Cousins menciona la originalidad del director que pasó del trazo a la dirección, pues siempre pensó en el cine como una herramienta tan versátil como lo era el papel. El filme también consigue realizar una profunda revisión de los filmes de Welles, de sus parejas sentimentales y de la necesidad de hacer que su voz fuese escuchada, ya sea a través del dibujo, de la radio o del cine. Pero ante todo, Los ojos de Orson Welles dotan de una nueva perspectiva a cada uno de los proyectos artísticos que el realizador legó a la humanidad.

EL (@elislimon)

La daga en el corazón

Dir. Yann Gonzalez, Francia, México, Suiza, 2018

★★★ 

Imágenes de un filme erótico que está siendo editado se intercambian con los sucesos que ocurren en una fiesta sadomasoquista. Karl (Bastien Waultier), el joven y atractivo protagonista del filme intercambia –en la fiesta- miradas con un hombre de cabello rizado que tiene una máscara de cuero negro en el rostro. El actor se aleja de la multitud y es seguido por el misterioso enmascarado. En un intenso juego sensual, el extraño somete a Karl y amarra tanto sus brazos como sus pies a las esquinas de una cama. El joven, pensando en el encuentro sexual, permite que suceda todo esto sin oposición. El enigmático hombre saca un dildo de su pantalón, pero, antes de comenzar el acto sexual, el objeto revela una afilada y mortal punta con la que asesina a Karl. Al otro lado de la ciudad, Anne Parèze (Vanessa Paradis), camina hacia una cabina telefónica para hablar con Loïs McKenna (Kate Moran), la mujer que se encuentra editando el filme pornográfico. La relación entre ellas no va muy bien, por lo que la conversación termina abruptamente. Al siguiente día, la policía solicita la presencia de Anne, ya que el joven que murió a manos del misterioso hombre era uno de los actores de las películas eróticas que ella dirige. Pese a que el equipo se encuentra muy triste debido a la muerte del chico, Anne explota esto para realizar una película pornográfica sobre un asesino enmascarado. Pero, conforme pasen los días, otros miembros de su staff cinematográfico comenzarán a ser asesinados.

Ubicada a finales de la década de los 70, La daga en el corazón (Un couteau dans le coeur, 2018) retoma la estética de Suspiria (1977) y la temática del género giallo para narrar una historia sobre los límites del amor no correspondido, el deterioro de las relaciones y las pautas morales que se desintegran cuando se usa una tragedia para el beneficio propio. Con una atmósfera visual similar a la de su primer largometraje, Les rencontres d’après minuit (2013) y la banda sonora de M83 -que consigue crear un entorno opresivo-, Yann Gonzalez explora el thriller de suspenso con protagonistas menos convencionales –todos forman parte de la comunidad LBGTQ- y una historia que si bien tiene algunos inconvenientes narrativos –el asesino suele salirse con la suya de manera inverosímil- hace patente el dolor y la angustia que se experimenta cuando pierdes a alguien en brutales condiciones.

EL (@elislimon)

Roma

Dir. Alfonso Cuarón, México, Estados Unidos, 2018

★★★★½ 

El correr del agua se escucha a la distancia. Con un plano cenital, observamos viejas y decoloradas baldosas. El agua –en realidad es una mezcla jabonosa- comienza a cubrir las losetas y en el reflejo observamos un avión que cruza en ese instante por el cielo de la colonia Roma. Cleo (Yalitza Aparicio) está lavando el patio. Usa la escoba para tallar aquellas manchas que el automóvil de la casa y las heces del perro han dejado marcadas en el suelo. Al interior de la casa, una rutina similar comienza, la mujer limpia la ropa de cama de cada habitación y recoge todos los objetos que han sido dejados en el piso. En un volkswagen, llega la señora Teresa (Verónica García) con sus nietos: Sofi (Daniela Demesa), Pepe (Marco Graf), Paco (Carlos Peralta) y Toño (Diego Cortina Aitrey). Tanto Cleo como Adela (Nancy García García), la encargada de la cocina, preparan la comida de los niños y la abuela mientras esperan el regreso de la señora Sofía (Marina de Tavira), que ha salido de compras. Con una historia que se teje sobre la familia y su relación con Cleo -la mujer de servicio y una suerte de nana-, nace un relato sobre las percepciones de clase sociales y el amor que surge de la convivencia y no de los vínculos sanguíneos.

Ubicada en 1971, Roma es un enternecedor relato de un momento histórico coyuntural. Alfonso Cuarón hace uso de su memoria para reconstruir no sólo el Halconazo de 1971, sino para recordar una época donde los gansitos congelados eran el postre favorito de cualquier niño de clase media alta, la Copa Mundial había terminado un año atrás declarando a Brasil como el vencedor definitivo y en el Metropolitan se exhibía La hermana Trinquete. Con atuendos acordes a la época y la recuperación de sonidos que van desde los vendedores callejeros hasta los comerciales radiofónicos, Cuarón consigue crear una hermosa burbuja que encapsula un instante específico en su vida, y que a la vez tiene la capacidad de trasceder temporalidades para verse reflejado incluso en la época contemporánea.

EL (@elislimon)