Damas en guerra se hizo con el propósito de quitarle a las chick flicks (o películas de nenas) su terrible reputación. En lugar del lagrimeo fácil basado en una historia de amor y la inminente boda, la cinta explora el tema del amor entre mejores amigas, que muchas veces puede convertirse en una pseudo obsesión.
La historia gira en torno a Annie (Wiig), que va en una caída vertiginosa hacia el fracaso en todos los aspectos de su vida. La película examina de forma interesante el fenómeno de la mala suerte, derivado en realidad de las malas decisiones personales. Mientras que Annie parece castigarse a sí misma por haberse dejado atrapar en una mala racha (por ejemplo, al servir como juguete sexual del increíblemente sexy Jon Hamm), su mejor amiga Lillian (Rudolph) está a punto de casarse.
Entre el resto de las damas está Helen (Byrne), encarnación de la perfección femenina. Annie y Helen entablarán una dolorosa batalla para ganarse el puesto de mejor amiga en el corazón de Lillian. Resulta interesante observar cómo los celos, las intrigas y la traición tejen escenas cómicas, que pensadas con detenimiento, son una mera catarsis ante situaciones verdaderamente dolorosas, como el distanciamiento circunstancial con un ser querido.
Lo mejor de la cinta es sin duda el desarrollo de los personajes secundarios. La corte de las damas de honor está compuesto por mujeres que enfrentan problemas reales, como matrimonios sin amor o vidas sexuales poco satisfactorias. Mientras que el resto de las películas de bodas se concentra en ofrecer largas secuencias sobre los vestidos o el príncipe azul, en Damas en guerra vemos escenas grotescas y escatológicas que bien pueden arrancar una carcajada o hacer que el público desee escapar corriendo del cine.
La película es un intento por llevar a personalidades de la telivisión a la pantalla grande. El director Paul Feig hace su primer largometraje después de una sólida carrera dirigiendo series (The Office, Bored to Death, Weeds). Para los fanáticos de Saturday Night Live, Kristen Wiig se desempeña a la altura de sus momentos cumbre en el programa. No podemos decir lo mismo de Maya Rudolph, que en realidad tiene solo un momento de autenticidad y fuerza en la película. El resto del elenco no decepciona, especialmente Wendi McLendon-Covey, a quien hemos visto en la excelente serieReno 911!, y Melissa McCarthy (Samantha Who?) en su actuación más cómica hasta la fecha. Rose Byrne (Damages) es extraordinaria, la cuasi villana que amamos odiar.
Al final los personajes consiguen la redención. Los últimos minutos son conmovedores y cursis, ideales para estar en el cine con tu mejor amiga. Muchas mujeres (y quizá la totalidad de los hombres) se sentirán cansados cuando termine la película, que es demasiado larga y tiene muchas partes innecesarias.
Se comercializó diciendo que sería la quintaesencia de comedia femenina de Judd Apatow (productor del filme y director de Virgen a los 40), o una versión de ¿Qué pasó ayer? para mujeres. Cualquiera de las dos afirmaciones es falsa. La crítica estadounidense quedó encantada con la producción, pero probablemente en México, donde el culto a las bodas no está tan arraigado, pase más por una película algo tediosa y poco memorable.