Reseña, crítica Éxodo: Dioses y reyes - ENFILME.COM
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FICHA TÉCNICA
Exodus: Gods and Kings
Éxodo: Dioses y reyes
 
Estados Unidos, Reino Unido, España
2014
 
Director:
Ridley Scott
 
Con:
Christian Bale, Joel Edgerton, John Turturro, María Valverde, Ben Kingsley, Sigourney Weaver
 
Guión:
Adam Cooper, Bill Collage, Jeffrey Caine, Steven Zaillian
 
Fotografía:
Dariusz Wolski
 
Edición:
Billy Rich
 
Música
Alberto Iglesias
 
Duración:
150 min.
 

 
Éxodo: Dioses y reyes
Publicado el 04 - Dic - 2014
 
 
  • Reseña: El filme mantiene el tono ya acostumbrado del cine hollywoodense: la deformación de la realidad histórica. El filme se refugia constantemente en situaciones o expresiones que son lugares comunes del cine de aventuras, como el montaje en el que Moisés entrena a los judíos en el arte de la guerra y el manejo de armas. En las épicas de Hollywood, tradicionalmente, la excitación y espectacularidad superan la pertinente aproximación histórica, creando un expansivo espacio en el cual se construye la ambivalencia del aura de un imperio en todo su exceso: terror y maravilla.  - ENFILME.COM
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por Luis Fernando Galván

Además de sus filmes de ciencia ficción (Alien, 1979; Blade Runner, 1982; Prometheus, 2012), la recreación de acontecimientos históricos conforman una de las esferas recurrentes en la obra cinematográfica del realizador británico Ridley Scott. Pintor de formación en la Escuela de Arte de West Hartlepool y egresado del Royal College of Art, en Londres, donde estudió diseño y publicidad, el director de The Duellists (1977), 1492: Conquest of Paradise (1992), Gladiator (2000), Black Hawk Down (2001) y Kingdom of Heaven (2005) se nutre de la historia para moldear sucesos y personajes, según las necesidades del guión, a favor de un espectáculo visual: sus ficciones históricas se basan parcialmente en hechos reales, que son usados como fondo de la acción. Criticado continuamente por estas distorsiones, Scott es consciente de sus necesidades y de lo que busca con su producto final. En algún momento, el realizador inglés declaró que mientras los historiadores necesitan miles de páginas para contar la Historia, el cine debe dramatizar y sintetizar historias complejas en un par de horas.

Exodus: Gods and Kings (2014), su más reciente filme, recurre a la conocida historia del Antiguo Testamento sobre la liberación de la población hebrea que fue sometida durante poco más de 400 años por el Imperio egipcio; es, de acuerdo a la Biblia, la salida del país de la esclavitud hacia la tierra prometida. Ambientado en el año 1300 a.C., el filme nos acerca rápidamente a los protagonistas de la historia. Moisés (Christian Bale), ya adulto y perteneciente a la corte real, es hijo adoptivo del faraón Seti (John Turturro) y hermanastro del heredero al trono, Ramsés (Joel Edgerton). El hecho de que el faraón prefiera a Moisés, por encima de Ramsés, permite esbozar una temprana rivalidad entre ambos que sólo es manifestada mediante miradas agresivas y despectivas. En la batalla inicial, la que sostiene el ejército egipcio contra los hititas, Moisés es mostrado como un héroe de acción; un hombre determinado y valiente que le salva la vida a Ramsés. Luego de ser enviado a Pitón, una ciudad egipcia controlada por el cínico regente Hegep (Ben Mendelsohn) –un hombre corrupto y desdeñoso que sólo busca su interés propio–, Moisés sostiene un encuentro con Nun (Ben Kingsley), un veterano esclavo judío que le narra su origen hebreo y cómo fue que le salvaron la vida para ser educado como hijo adoptivo del faraón. Además, Nun le habla sobre una profecía que dicta que él será el salvador del pueblo judío que vive oprimido por los egipcios.

Moisés no cree en profecías y, aunque descubre su verdadera identidad, se rehúsa a asumir su papel de salvador. Es acusado de traición por su hermano Ramsés y desterrado de Menfis, sede del Imperio; vaga por el desierto y encuentra un reconfortante hogar en una pequeña villa, donde conoce a Séfora (María Valverde), con quien se casa y tiene un hijo. Scott emplea una elipsis para trasladarnos diez años después, y mostrarnos cómo el destino de su personaje principal es llegar al cerro de Horeb (también conocido como el monte Sinaí, aunque en el filme no se utiliza ninguno de los dos nombres). Cuando sube la montaña sagrada, Moisés sufre un accidente y se golpea violentamente la cabeza; a partir de ese accidente entra en contacto con Dios, y resulta ambiguo saber si se trata de una serie de visiones y alucinaciones como consecuencia del fuerte golpe o si en verdad está en contacto con el ser divino. El protagonista recibe el llamado de Dios para que asuma su responsabilidad como líder y libere a su pueblo de la esclavitud. En Los diez mandamientos (The Ten Commandments, Dir. Cecil B. DeMille, 1956), Dios era representado mediante una potente voz en off que mantenía diálogos con Moisés. La innovación de Scott radica en mostrar a Dios como un niño de 11 años: pequeño, inteligente, pero truculento. Esta decisión puede llegar a ser controversial para las posturas de los creyentes más radicales respecto a la personificación de Dios, aquellos que excluyen cualquier tipo de representación del Dios convertido en hombre, salvo que sea Jesucristo. Para otros, el recurso puede ser creativo y audaz; mucho más determinado, atractivo y enérgico que aquella reinterpretación, a partir del texto bíblico, que hizo DeMille en su filme: una estruendosa voz acompañada de la parafernalia visual (el fuego cayendo sobre las tablas y plasmando cada uno de los mandamientos).

En Éxodo…, se trata de un niño, molesto y vengativo, cuya actitud es congruente con el Dios iracundo del Antiguo Testamento. Dios es malévolo, al igual que lo fueron los egipcios con el pueblo hebreo durante casi 400 años de esclavitud, y por ello envía una serie de plagas contra los egipcios. Aparecen cocodrilos salvajes que no son mencionados en el Éxodo, pero estos animales atacan a miles de pescadores y peces; el río Nilo se vuelve rojo debido al escurrimiento de la sangre. Esto explica, al menos, porqué el río se volvió rojo. El resto de las plagas (ranas, moscas, langostas, peste, úlceras, langostas, granizos, tinieblas y las muertes de los primogénitos da cada familia egipcia) son fieles al texto, y son elaboradas y mostradas con efectividad y detalle.

Scott acostumbra a trasladar su experiencia y conocimientos en el área de la publicidad al ámbito cinematográfico. Esto se pone de manifiesto en su preocupación por abrumar los sentidos del espectador. Su estilo visual, impactante y monumental, es producto del detalle, principalmente en el diseño de producción, la iluminación y la fotografía. El uso del 3d es efectivo al momento de mostrar, en planos abiertos, la majestuosidad del Imperio. Egipto emerge como la sede del poder absoluto. Sus riquezas y esplendor son reflejados en el ostentoso estilo de vida de los faraones, y en su arquitectura de enormes dimensiones que incluye palacios, pirámides y monumentos. El imperio es visto como una figura que lleva luz a los lugares más oscuros mediante la obediencia de la ley, el decoro civil, el orden y la centralización del poder. Exodus… ratifica el hogar y la familia como la base del imperio, reflejando el deseo fundamental de inmortalidad mediante la descendencia para que el poder prevalezca. El faraón, a pesar de su muerte, sabe que alguno de sus hijos seguirá en el trono para mantener la existencia de su dinastía.

Perteneciente a una familia con fuerte tradición militar –su padre fue oficial de la Armada Británica durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial–, Scott se siente atraído por la figura del hombre imperial; aquel que busca el cumplimiento de la ley y el establecimiento del orden mediante la guerra. Y también siente predilección por la violencia histórica (la venganza de un exgeneral romano convertido en esclavo en Gladiator; las matanzas entre musulmanes y cristianos durante las primeras Cruzadas en Kingdom Of Heaven). Christian Bale es el héroe cuasicristiano y americanizado que lucha contra un régimen totalitario y orientalizado. Moisés siente la necesidad de una revuelta y del uso de la violencia para lograr la liberación de su pueblo. Los valores que expone el filme son los de la guerra, así como trucos patrióticos para justificar sus acciones violentas. El antagonista, Ramsés, recurre a las tácticas de terror (ahorcamientos públicos de esclavos hebreos) para mantener el orden, evitar sublevaciones y reclamar la cabeza de Moisés. Parecería que Scott siente un goce sádico por mostrar la destrucción, pero quizá una de las mejores escenas del filme (uno de los pocos momentos donde Moisés busca la concordia) es cuando éste, mediante una advertencia, pretende salvar la vida de Ramsés y del pueblo egipcio; una escena que cobra potencia y relevancia con los créditos finales cuando se muestra la dedicatoria de Ridley a su hermano Tony Scott, quien se suicidó en 2012.

La apertura del Mar Rojo, es espectacular. Scott muestra de manera creíble cómo los hebreos logran cruzar el mar, antes de que una monumental tormenta ahogue a los egipcios. Una secuencia visualmente emocionante cuya separación de las aguas pretende explicarse a partir de un fenómeno meteorológico más que mediante un suceso mágico. No obstante, uno de los defectos es no haber finalizado el filme ahí; parece que Scott se sintió obligado a incluir los eventos que ocurrieron después con Moisés (la elaboración de los principios éticos y de adoración que conforman el Decálogo, y su eventual arribo a Canaán). Además, los guionistas no son capaces de crear diálogos elegantes a partir de la Biblia como fuente original. Ridiculez y cursilería impregnan las líneas entre Moisés y su esposa. En este afán de llegar de manera directa al espectador, Scott recurre a una contextualización de ademanes y comportamientos de sus personajes para que sean asumidos por los espectadores con mayor rapidez.

Éxodo… mantiene el tono ya acostumbrado del cine hollywoodense: la deformación de la realidad histórica. El filme se refugia constantemente en situaciones o expresiones que son lugares comunes del cine de aventuras, como el montaje en el que Moisés entrena a los judíos en el arte de la guerra y el manejo de armas. En las épicas de Hollywood, tradicionalmente, la excitación y espectacularidad superan la pertinente aproximación histórica, creando un expansivo espacio en el cual se construye la ambivalencia del aura de un imperio en todo su exceso: terror y maravilla. A veces para crear analogías y discursos fragmentados sobre las condiciones políticas y económicas del mundo actual; no debería extrañarnos que el filme pretenda crear la imagen del pueblo hebreo como mártir. Los hechos históricos que han dejado huella en el imaginario de la humanidad son retomados para proponer una nueva puesta en escena. El superpoder norteamericano ha creado un imperio basado en la proyección de la fuerza militar hacia cada esquina del globo terráqueo, pero también hay una expansión de su ideología mediante su cine, así como la necesidad, del resto del planeta, de integrarse a la economía global y a los mercados impuestos y manejados por Estados Unidos, la nación que hoy representa el imperio del capitalismo global.

 
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